Noel Redolar tiene 12 años. Cuando Domingo Belled tenía esa edad acabó la segunda guerra mundial. A los pocos días de nacer la madre de Noel mataron a John Kennedy. "Ese 22 de noviembre del 63 yo actuaba en Gotemburgo --recuerda Domingo--. Cuando llegó la noticia me estaba tomando un helado. ¡A 20 bajo cero!". Noel Redolar, quien en los últimos nueve meses ha ganado cuatro certámenes internacionales de piano y en octubre actuará en la sala Luis Galve de Zaragoza, no ha conocido la peseta.

Situadas las coordenadas temporales de esta historia lo mejor es olvidarlas de inmediato, tirarlas a la basura. Qué importa que entre ellos haya 68 años de diferencia. Después de todo son dos genios sentados al piano que acaban de interpretar a cuatro manos la 'Danza Húngara n° 5' de Brahms, dejando boquiabiertos a todos los presentes. Aunque se trata de un ensayo, ya que son dos de los intérpretes del concierto clásico-lírico que se celebrará este domingo en la Agrupación Artística Aragonesa (19.00 h.), en la zaragozana calle Lagasca.

Preparando el centenario

En la agrupación ya hay cierta inquietud por conmemorar a lo grande su centenario, dentro de cinco años, y esta cita se antoja como un primer y enorme paso. De hecho, está anunciada la presencia del barítono zaragozano Isaac Galán, sin duda el mayor exponente de la lírica aragonesa en décadas.

Pero volvamos a los dos protagonistas que acaban de posar para su primera foto periodística conjunta. Domingo Belled y Noel Redolar se han conocido hace poco más de un mes, fruto de "una de esas casualidades de la vida". El primero ya lo ha visto y vivido "casi todo" y sabe cómo contarlo (su memoria está a la altura de su vitalidad). Noel, que comenzará segundo de la ESO, escucha, aprende y confiesa, no sin cierto rubor, que le gustaría actuar en el Real de Madrid. A estas alturas ya nadie duda de que lo conseguirá tarde o temprano. Y que no será el único de los grandes templos de la música que pise.

"Un ejercicio que a mí me costó aprender tres meses este chico lo hizo en un minuto", dice con asombro Domingo Belled, natural de Pina de Ebro, pero que ha pasado buena parte de su vida fuera de España. De hecho, posee la nacionalidad holandesa desde 1973. "Mi residencia está en Alphen aan den Rijn, pero siempre que puedo me vengo a pasar una temporada. Aquí se vive como en ningún sitio del mundo. Y he conocido muchos".

También son muchos los pianistas y músicos en general que ha conocido Belled a lo largo de su carrera. Y muchos los alumnos que han pasado por sus clases. Sin embargo, ha sido ahora cuando realmente se ha sorprendido. "Está mal que lo diga delante de él --afirma, mientras toca el antebrazo de Noel--, pero a mí con este chico se me saltan las lágrimas. Es distinto".

Quien conoce a Domingo Belled, jovial e incombustible, pero también prudente y ponderado, sabe que no es de los que regalan un elogio, lo que multiplica el valor de sus palabras. "Parece que exagero si lo llamo el 'Mozart zaragozano', pero no es así, tiene una cualidad única, igual que Mozart: la intuición". Quizá sea esa intuición la que le ha llevado ya no solo a interpretar, sino también a componer: quien acuda el domingo al concierto podrá escuchar, por ejemplo, cómo suena en directo 'Ciro, el rey persa', de Noel Redolar Cortés.

Es en este punto de la conversación donde interviene Nairi Grigorian, la persona que supuso un punto de inflexión para Noel hace algo más de un año. Desde que asumió el rol de profesora de piano del joven zaragozano, Nairi lo ha llevado de la mano a cuatro triunfos consecutivos en los festivales de Segovia, San Sebastián, Sigüenza y Granada. Una voz más que autorizada, pues, para hablar de Noel. "Sí, es un genio, pero con eso no vale. He visto más. Son miles los detalles que elevan a un genio o lo dejan caer".

Camino recto

Grigorian, de origen armenio, con más de 20 años de experiencia como profesora de piano en Zaragoza, augura una grandiosa carrera para Noel siempre que, señala, "siga recto". "Los padres en estos casos son esenciales. Y los padres de Noel (María Ángeles y Ángel) saben bien lo que están haciendo, porque tienen paciencia y un gran espíritu de sacrificio".

Es curioso, pero ha pasado la mañana y quien menos ha hablado es el gran protagonista. Pero quizá eso sea lo de menos. Noel Redolar está llamado a conceder muchas entrevistas en las que explique cómo todo comenzó cuando tenía cinco años y sus padres le regalaron un órgano de juguete; cómo entró a los 8 en el conservatorio (donde ya ha superado los primeros cuatro cursos), y por qué, por ejemplo, siente tanta simpatía por los Infanticos del Pilar. Qué curioso, justo el lugar donde siendo niño despertó la vocación, la afición y, en definitiva, la profesión musical de Domingo Belled. A veces, los talentos se encuentran en bucles insospechados. Quizá las casualidades no existan.