Impulsar unas industrias culturales fuertes en Aragón y desarrollar de cara al futuro la creación de dos importantes centros de arte contemporáneo en la comunidad (el museo Pablo Serrano y el de Huesca) son los dos pilares de la política cultural en relación con la plástica actual que la consejera de Cultura, Eva Almunia, llevó ayer a la gran feria madrileña Arco, donde visitó las tres galerías aragonesas en el día de la clausura.

Los galeristas Antonia Puyó, Miguel Marcos y Julio Alvarez, de Spectrum-Sotos coincidieron en señalar que esta edición de Arco ha sido satisfactoria desde el punto de vista comercial, superando la del 2003, que se vio afectada profundamente por la inminente ofensiva militar sobre Irak y las protestas antibelicistas que coincidieron con el encuentro, creando un clima de inestabilidad e incertidumbre.

Eva Almunia recalcó que el Gobierno de Aragón no estaba representado en la feria, pero que llegaba a Madrid "a apoyar a las galerías". Y agregó que "si queremos tener una política cultural seria tenemos que apoyar a las empresas culturales, para contar con unas industrias fuertes y consolidadas no sólo en la propia comunidad autónoma sino en el contexto del Estado".

DOS CENTROS DE ARTE

La consejera también buscó las obras de artistas contemporáneos aragoneses presentadas por galerías foráneas en el pabellón 7: Los vídeos de Codesal sobre la muerte y el paisaje, o piezas de Noguero, Lara Almárcegui, Sinaga, Larroy, Rafael Navarro, Coromina y Eva Armisén. Incluso se acercó a los históricos Antonio Saura y Pablo Gargallo que se encontraban representados en el 9.

Almunia señaló que la creación de los citados centros de arte contemporáneo en Aragón cristalizará "cuando consigamos tener una política de compras consolidada y seria" y aclaró que entonces será "el momento de que la comunidad autónoma pueda venir a Arco a explicar su política, de cara a lo que es su colección de obras de arte contemporáneo", en la línea iniciada ya por otras comunidades: "Así es como se debe empezara a caminar en Aragón".

La galerista Antonia Puyó declaró que la feria de este año ha estado "francamente bien y mucho más animada que otros años", para agregar que "el año pasado fue una feria muy rara". Respecto a las intenciones políticas de la DGA declaró: "A todos nos interesa que haya una participación de nuestro Gobierno y una proyección en Arco". Pese a haber remitido este año la presión belicista, el artista Pedro Castrortega indicaba ayer en esta misma galería que "en este momento en que estoy defraudado por el pensamiento permanente de belicismo y prepotencia parece que la cabeza es el órgano más peligroso que tenemos", de ahí que sus figuras tanto en lienzos como en volumen estuvieran deliberadamente afincadas sobre un gran pie ("lo más alejado de la cabeza, lo que nos sostiene").

Había un clima distendido, en contraste con el pasado sábado, cuando se contabilizaron 175.000 visitantes. Artistas y expositores comunicaban fácilmente con los medios. Miguel Marcos, el galerista presente en todas las ediciones distinguía entre "los que vienen a beneficiarse de la feria y los que mantenemos la actividad todo el año y venimos aquí a aportar algo". Marcos, que llevaba por bandera pinturas de Víctor Mira y de Broto indicó que los pintores más vendidos en su stand habían sido Xavier Grau y Chema Cobo. Y señaló como decisivo actualmente "el coleccionismo institucional".

Julio Alvarez Sotos también resultaba optimista: "Se ha vendido más que el año pasado y aún hay expectativas de que se cierren cosas". El ha presentado a más aragoneses que los demás: Ayguavives, el grupo Almalé-Bondía, Alicia Vela y Enrique Carbó. Pero reconocía que "son las grandes galerías madrileñas las que copan las ventas millonarias de las instituciones, en tanto que el resto acompañamos a estas grandes y buscamos coleccionistas privados".