La escritora zaragozana Magdalena Lasala, autora de una extensa producción literaria, refleja en su último poemario Aquel sabor de lo invisible (Huerga y Fierro) el retorno a la vida desde el inframundo, un viaje de ida y vuelta a través de un juego literario que ha sido un "auténtico reto".

Con estas palabras describe Lasala este último trabajo que parte de un poemario escrito en 1992 Seré leve y parecerá que no te amo y que supuso para ella un "verdadero despertar a la vida" y el inicio de su camino poético. Veinte años después, Lasala sintió la necesidad de recuperar aquellos primeros poemas. Así surgió Aquel sabor de lo invisible que relata el retorno a la superficie, siguiendo el mito griego de Perséfone que pasa la mitad del año en el inframundo y, con la llegada de la primavera, vuelve allí donde la esperan.

"De ese viaje del alma a los infiernos de la existencia se regresa --dice Lasala-- con la memoria viva de todo lo aprendido y, a raíz de esa experiencia, surge cada uno de los versos que componen este poemario". A fin de comparar esas dos realidades, la ida y la vuelta, el descenso y el retorno, Lasala construye un juego literario que ha sido para ella un "auténtico reto".

A partir de los poemas de Seré leve y parecerá que no te amo, que se incluyen en esta obra, surge otro nuevo que comienza con el último verso del anterior, construyendo un juego de mitades que "se miran cada una en el espejo de la otra". Ha sido un trabajo "muy interesante" para Lasala, que se ha visto obligada a partir de la experiencia narrada en el último verso para crear el siguiente y reflejar esa vuelta de los infiernos con "todos los misterios aprendidos".

Tanto es así que el tono de estos nuevos poemas de Aquel sabor de lo invisible es más sabio y reflexivo, precisa la autora, ya que mientras en la primera parte "hay una búsqueda desesperada", en la segunda "se llega a la conclusión de que cualquier cosa a nuestro alrededor puede dar la respuesta anhelada".

Para ella ha sido "rotundamente" necesario el transcurso de estos veinte años para "transmutar" esa búsqueda en una experiencia enriquecedora.

"A Perséfone la están esperando para que pueda transmitir todo lo que ha aprendido en el inframundo, ese viaje del alma humana hacia el conocimiento que siempre tiene que ser en lo oscuro de ti mismo y del que retornas renacido", explica.

A este poemario de Lasala, le otro nuevo, Cartas en un semáforo en rojo, que verá a la luz el próximo mes y la edición de una antología poética que, con el nombre de Piel escrita, recogerá una selección de sus 25 años de obra.