Los gobiernos central y andaluz admitieron ayer que la propuesta de Pasqual Maragall sobre la denominación de Cataluña, Euskadi, Galicia y Andalucía como nacionalidades históricas en la reforma de la Constitución deberá discutirse entre todas las autonomías y partidos. Tanto la vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega, como el presidente andaluz, Manuel Chaves, evitaron descalificar la iniciativa de Maragall, aunque dejaron claro que la reforma constitucional tiene que ser el resultado de un amplio acuerdo.

Fernández de la Vega declaró a Europa Press: "No hay que tener miedo al debate". Y reconoció que unas comunidades no tienen nada que ver con otras debido a sus "singularidades" y, por tanto, "sus regímenes jurídicos no tienen que ser idénticos". Pero avisó: "Lo que no permite la Constitución es que haya ciudadanos con derechos distintos en unas comunidades y otras".

DIALOGO EN NOVIEMBRE Fuentes del Ejecutivo apuntaron que el tema se abordará en la conferencia de presidentes autonómicos con José Luis Rodríguez Zapatero en noviembre. En esa línea de diálogo, Chaves propuso un pacto político, un día después de que Maragall instara a Andalucía a reclamar también la condición de nacionalidad histórica y a no abanderar el uniformismo autonómico. Chaves insistió en que las denominaciones que recoja el nuevo texto constitucional sean aquellas "con las que las 17 comunidades se sientan cómodas".

Diferentes miembros del Gobierno y del PSOE andaluz consultados por este diario reiteraron ayer que comparten el papel protagonista que Maragall quiere dar a Andalucía en el debate autonómico, si bien estiman que el presidente catalán debería ser más prudente para no forzarles a situarse en un bando.

En ese sentido, el consejero andaluz de Presidencia, Gaspar Zarrías, afirmó que "el sentido común aconseja que no se formen trincheras con las posiciones de unos y otros", y añadió: "Hay que ser prudentes y procurar no darnos lecciones".

NO DAR LECCIONES El portavoz de la Generalitat, Joaquim Nadal, intentó aclarar malentendidos. Según Nadal, Maragall "no estaba intentando dar lecciones, sino que buscaba complicidades y pedía ayudas".

Pero Nadal no logró apaciguar el aluvión de críticas del PP. Javier Arenas dijo que "el afán expansionista de Maragall no conoce límites". Y espetó: "El proceso autonómico en Andalucía ni lo dirige Maragall ni Carod-Rovira". Otros dirigentes del PP, como el barón asturiano Ovidio Sánchez, llegó a calificar a Maragall de "ariete" de las ideas terroristas.

En Cataluña, el portavoz de CiU, Artur Mas, se preguntó por qué Maragall cede el protagonismo a Andalucía, cuando "Cataluña ha sido durante 20 años el motor del progreso autonómico del Estado", informa Mar Loire desde Vilassar de Mar.