La policía ya tiene prácticamente reconstruidas las secuencias previas al atentado de Madrid y ya ha identificado a los 10 hombres que la triste madrugada del día 11 partieron de Chinchón con 14 bombas a cuestas.

Fuentes de la investigación aseguraron ayer que, además de Jamal Zugam, el propietario del locutorio, otros tres hombres de los ya detenidos formarían parte del comando operativo, del que todavía falta por arrestar a otras seis personas.

Las identidades de estos seis sospechosos serán distribuidas en los próximos días mediante órdenes de búsqueda y captura internacional que se facilitarán, de manera restringida, a los servicios secretos de otros países para que colaboren en su detención. Los investigadores están convencidos de que estos implicados ya han abandonado España.

La policía dispone de la declaración de numerosos testigos, supervivientes de la masacre, que aquella mañana presenciaron como tres hombres descendían de la furgoneta Renault Kangoo cargados con bolsas. Los otros siete llegaron a la estación de Alcalá de Henares en, como mínimo, otros dos vehículos. Uno de ellos podría ser un Mercedes propiedad de Zugam que ya está en poder de la policía. Los investigadores tratan de concretar si el tercer vehículo fue detonado por los Tedax de manera controlada el mismo 11-M.

NO SE ENTRENARON EN AFGANISTAN Los responsables de las pesquisas han podido determinar que ninguno de los por ahora detenidos ha sido adiestrado en campos de entrenamiento de Afganistán. Este hecho, importante, les induce a pensar que su radicalización maduró ya en España, donde la mayoría realizaba una vida aparentemente normal.

De las declaraciones de los detenidos y del análisis de la documentación incautada, los investigadores han resuelto que la elección de la fecha de los atentados no fue casual. Los terroristas tuvieron en cuenta que el 11 de marzo se cumplían dos años y medio del atentado de Nueva York y Washington, pero también calcularon las repercusiones políticas que tendría una acción en vísperas de unas elecciones. De hecho, la compra de los explosivos se realizó tras la convocatoria de los comicios.

Precisamente, a raíz de esa compra-venta de explosivos y detonadores, la policía detuvo el domingo en Avilés a Antonio Toro Castro, cuñado de José Emilio Suárez Trashorras, el exminero en prisión acusado de suministrar a los terroristas los casi 150 kilos de goma-2 eco que usaron.

Ambos regentaban en Piedras Blancas, hasta principios del 2003, un comercio de compra-venta de vehículos de segunda mano. Ya fueron detenidos, en el 2001, acusados de pertenecer a un red de traficantes a los que se les incautó 84 kilos de hachís, tres de cocaína, 16 cartuchos de goma-2, 94 detonadores y dos pistolas. A diferencia de Suárez Trashorras, Toro Castro sí ingreso en la cárcel del Villabona, en la que comentó a otro recluso que tenía posibilidades de conseguir explosivos.