No es sólo una simple cuestión de imagen. El resultado final de las negociaciones sobre la distribución de los cargos de las Mesas del Congreso y del Senado tiene consecuencias políticas y económicas que se prolongarán durante los cuatro años de la legislatura. Por eso, la negociación resulta tan ardua y, por ello también, los grupos mayoritarios buscan el pacto con los minoritarios para lograr el control de la Cámara.

Las Mesas de las Cámaras parlamentarias son el órgano de gobierno de las mismas. Dirigen su funcionamiento cotidiano y controlan el presupuesto interno. En el ámbito político, la Mesa establece las líneas generales de actuación de la Cámara, coordina los trabajos parlamentarios y, sobre todo, mediante votación de sus miembros, decide si las propuestas de los grupos políticos se tramitan o no (en comisiones o en pleno), es decir, si tienen salida o van al cubo de la basura. Los miembros de las Mesas también dirigen el desarrollo de los debates parlamentarios.

Pero además, los miembros de las Mesas de las Cámaras parlamentarias se benefician de unos complementos económicos que incrementan sensiblemente sus sueldos de diputado o senador.