La octava noche consecutiva de protestas por el encarcelamiento de Pablo Hasél terminó en Barcelona de nuevo con volcado de contenedores y enfrentamientos entre los manifestantes y los Mossos d'Esquadra. Sin embargo, fueron de menor importancia que en jornadas anteriores, sobre todo porque la concentración principal, la de la plaza Letamendi, no superó las 200 personas.

Después de que tres raperos improvisaran un concierto, dejaron el micro abierto para que quien quisiera pudiera expresarse. Una joven -casi todos los manifestantes eran muy jóvenes- lo aprovechó para criticar los saqueos. "Que no se relacione este movimiento con romper unas tiendas o con lo que pasó en el Palau de la Música", dijo. Los aplausos fueron muy mayoritarios.

Botellazo a un periodista

La concentración se movió por el Eixample con la intención, según algunos asistentes, de acercarse a la contramanifestación convocada por ultras en la plaza Artós, que congregó a muy pocas personas. Pero los Mossos d'Esquadra cortaron el paso primero en la calle Urgell y luego en la calle Casanova, donde hubo la única carga de la noche. Un pequeño grupo de violentos volcaron un contenedor de vidrio y se aprovisionó con botellas que lanzaron a la policía. Una de ellas le dio a un periodista -hubo todo el rato tantos informadores como manifestantes-, que se levantó por su propio pie. Las cargas provocaron la desbandada de los asistentes a la concentración.

Durante la protesta se corearon consignas pidiendo la libertad de Hasél, de los presos del 'procés' y contra la monarquía. Tras las carreras por el Eixample, los manifestantes intentaron reagruparse sin éxito en la plaza de Cataluña y la marcha se disolvió.