La actitud de los díscolos del PP en Galicia ha despertado la antipatía de un importante sector de diputados, entre los que destaca el consejero de Pesca de Manuel Fraga. Enrique López Veiga deslizó ayer acusaciones de corrupción contra los diputados rebeldes, de quienes denunció que actúan por "motivos personales, no ideológicos". En la política, se está "para servir, y no para enriquecerse".

"Los que no hemos sufrido un notable incremento de nuestro patrimonio en paralelo a nuestra actividad política estamos muy tranquilos. Hay otros que no", aseguró López Veiga en alusión a José Cuiña, antiguo delfín de Fraga, que vio cómo los negocios de su familia crecían durante su etapa como consejero de Obras Públicas de la Xunta.

Por si a Mariano Rajoy no le bastara con la crisis gallega, ayer, a sólo 48 horas del 15º congreso del PP, la dirección del partido en Guadalajara expulsó a siete de sus 11 diputados provinciales. Tras los malos resultados en las municipales del 2003 y las generales de marzo, este grupo criticó la estrategia de la cúpula y destituyó al presidente del Grupo Popular en la diputación.