El ministro de Defensa confía en que el electorado perdone las boutades con las que está jalonando la precampaña. Federico Trillo dijo ayer que se somete "muy gustoso al tribunal supremo de las responsabilidades políticas, que son los electores". Por si acaso, pidió que se considere "no dichas" sus palabras sobre el islote Perejil, sobre el que el sábado afirmó que le gustaría haber sido ministro de Defensa ocho años antes para ocuparlo y que los españoles pudieran pescar en aguas marroquís.

Las manifestaciones de Trillo obligaron a la ministra de Exteriores, Ana Palacio, a pasar el domingo dando explicaciones a Rabat. Ayer, Palacio tenía previsto cenar con su colega marroquí Mohamed Benaissa, pero éste suspendió el encuentro.

La Monarquía marroquí evitó reaccionar. El Ministerio de Exteriores no emitió comunicado y la agencia oficial Maghreb Arab Press y Le Matin, el diario que hace de portavoz de la Corona, no se dieron por enterados. Sólo la prensa de partido se pronunció de forma más moderada de lo habitual y calificó de "provocación" las palabras de Trillo.

Dirigentes del PP no ocultaron en privado su desacuerdo con el "excesivo alarde de frivolidades" de Trillo, que están provocando situaciones de tensión no solo internas sino incluso externas como la referida anteriormente con Marruecos de este fin de semana.