El reto de María San Gil al frente del PP vasco es convertirse en la alternativa al nacionalismo gobernante. Su designación como candidata a lendakari, que conlleva la presidencia del partido en Euskadi, coloca sobre sus espaldas el futuro de una formación tocada por los últimos resultados electorales, tras ceder terreno ante el Partido Socialista de Euskadi (PSE), y en la que habían asomado fracturas internas que ahora deberá cerrar.

Apoyo múltiple

Si algo tendrá en su camino esta concejal de San Sebastián serán apoyos. El presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, había apostado por ella desde un principio y no cejó hasta convencerla, y el secretario general adjunto del PP, Angel Acebes, también le ha dado su respaldo. Ella se considera "hija política de Mayor Oreja", quien desde una cierta distancia dejó claras sus preferencias; y Aznar la definió como "la niña de mis ojos" y la colocó en primera línea política del partido.

Pero su misión es complicada. El PP ha perdido mucho peso en Euskadi, ahora marcado por la polarización entre PNV y EA --por un lado-- y el PSE --por otro--, que ha recuperado la autonomía política y está dando pasos decididos para recobrar el protagonismo perdido.

Como armas, San Gil recurre a los mismos argumentos de Mayor Oreja, pese a que su fórmula no se demostró suficientemente válida para hacerse con el puesto de lendakari: contundencia contra el "nacionalismo excluyente" e inquebrantable defensa del marco constitucional.

En su primera rueda de prensa como candidata a lendakari recurrió a esos dos argumentos como comodín para responder a cualquier cuestión. Pese a ello, se puede apreciar un cambio de talante entre la calidez de la nueva candidata y la frialdad de su predecesor.

La elección de María San Gil ha sido sorprendente, por cuanto parecía haber otros candidatos mejor situados que ella. Loyola de Palacio se había "ofrecido" para el puesto. Pero donde un sector del partido veía un "camino libre" para la vicepresidenta de la Comisión Europea, otros temían una injerencia ajena a la estructura vasca.

Mayor flexibilidad

De fondo, y tapado por años de gobierno desde la sede central de Madrid, late en el partido un enfrentamiento ideológico de calado. Los únicos cargos institucionales del PP en Euskadi, el alcalde de Vitoria, Alfonso Alonso, y el diputado general alavés, Ramón Rabanera, son firmes defensores de un giro hacia posiciones más flexibles, menos partidarias de mantener a toda costa el bloque constitucionalista y antinacionalista, por considerar que el mensaje "granítico" de los últimos años, representado por Mayor, condena al partido a una progresiva pérdida de votos e influencia en Euskadi.