La distancia no ha podido con la lucha feminista. Tampoco el frío o la campaña de criminalización contra la protesta de las últimas jornadas. Las marchas del 8-M en Aragón tomaron las calles de las principales localidades de la comunidad sin aglomeraciones, en perfecta formación y con una gran conciencia sobre las medidas sanitarias recomendadas por las autoridades. Algo que no impidió que el grito morado se escuchara alto y fuerte: hace falta una salida feminista de las crisis del covid ante el riesgo de precariedad de los trabajos más feminizados. El manifiesto de la concentración en la plaza del Pilar ha evidenciado que son «imprescindibles» al tiempo que se han reclamado «servicios públicos de calidad».

«Todo está perfectamente organizado», destacó María Bello, una de las integrantes del Colectivo Unitario de Trabajadoras (CUT), convocante de la huelga feminista. «No han tenido razón los que intentaron meternos miedo», manifestó Carla Samper, trabajadora en un centro comercia. «No es lo mismo, todo parece más frío, pero es normal hacerlo así, otros muchos colectivos se han manifestado», alegó la estudiante Ona Pérez, una de las encargadas de supervisar que se cumplía con las distancias. Todas participaron en la manifestación de Zaragoza, en la que se reunieron 1.500 personas según cifras oficiales. En Huesca 450 y en Teruel un centenar. También salieron a la calle en plazas como Jaca (80 asistentes), Aínsa (con 65), Monzón (85) o Fraga.

«La lucha es lo que nos hace avanzar como sociedad», se escuchó en el manifiesto que cerró la concentración. Un texto que reivindicó «acciones concretas» para evitar la precariedad laboral de las mujeres, una realidad agravada por la crisis del covid. Además, exigieron «una perspectiva de género» a la hora de tomar decisiones contra le virus, pues como demuestran las cifras el confinamiento afectó de forma directa a colectivos como las víctimas de malos tratos o las cuidadoras encargadas de personas dependientes. «Queremos una salida a la crisis que anteponga la diversidad y las garantías a una vida digna por encima del resto de las cuestiones», pidieron en medio de una algarabía de cacerolas, matracas, silbatos y panderetas.

Instituciones

El riesgo a la involución social marcó igualmente la jornada del 8-M en las instituciones autonómicas. «No podemos dar un paso atrás». Ese fue el mensaje que la consejera de Presidencia del Gobierno de Aragón, Mayte Pérez, lanzó en el acto institucional que se ha celebrado en el edificio Pignatelli de Zaragoza.

«Cómo negar que hemos dado pasos hacia la igualdad, pero quiero añadir de manera contundente que no los suficientes todavía», alertó la consejera socialista en un acto en el que ha sido secundada por todos los consejeros del Ejecutivo autonómico. Con ellas en primera fila desplegando el lema Mujeres líderes: por un futuro igualitario en el mundo del covid-19 que pretendía ser un llamamiento que exige «mujeres en la vida pública e igualdad de participación en la toma de decisiones».

Pérez alzó la voz ante el riesgo de retroceso que se intuye en muchas corrientes política. «No podemos dar un paso atrás y ante todo hemos de alertar a la sociedad de los riesgos de dar cauce a ideas retrógradas que han empezado, otra vez, a tener sitio en los ámbitos de poder institucional, social, económico y cultural», destacó a la hora de llamar a todo el colectivo a «liderar la respuesta con habilidad y con determinación».

Más allá de los discursos oficiales (la directora del Instituto Aragonés de la Mujer, María Goikoetxea destacó en el manifiesto firmado por la DGA que la triple crisis que nos azota, sanitaria, económica y social, «ha evidenciado que las tareas de sostenimiento de la vida son esenciales para el desarrollo de las sociedades») la necesidad de mantenerse firmes ante el machismo se vio reflejada en una jornada con múltiples actos sociales en todo Aragón. La convocatoria de huelga feminista quedó en una especie de limbo, pero eso no restó afluencia a una bicicletada que desde primera hora de la mañana recorrió las calles de Zaragoza. O la manifestación de las estudiantes universitarias que en la capital aragonesa reunió a unas 300 personas saliendo desde el campus de la plaza San Francisco. El lema desplegado en las escaleras del Paraninfo fue: Ni presencial, ni a distancia. ¡El patriarcado fuera de nuestras aulas!

Los sindicatos CCOO y UGT lanzaron su propio grito en defensa del empleo y contra la brecha de género. También lo hicieron las mujeres periodistas desde la plaza de España de la capital aragonesa. Y se sumaron entidades como la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa en Aragón al defender la igualdad laboral como algo que mejora la calidad «en la toma de decisiones» y representa «una ventaja competitiva».

Plaza del Pilar

La concentración de la plaza del Pilar tuvo lugar bajo la pancarta colocada en el balcón del consistorio por el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, junto a otros representantes políticos. Al despliegue de la bandera no asistieron representantes de Vox, por considerar el 8M «un acto de propaganda de una agenda ideológica», ni de Podemos al estimar que el acto estaba «cargado de hipocresía» y en rechazo a los recortes en políticas de igualdad.

La concejal del Ayuntamiento de Teruel , Nuria Tregón, fue la encargada de leer el manifiesto de la ciudad. «Reconocemos el impacto negativo que la pandemia está ocasionando en los derechos de las mujeres y alertamos sobre las consecuencias que este retroceso supondrá para las generaciones futuras», afirmó.

En toda la comunidad se realizaron 21 concentraciones diferentes. Se pintaron murales y se realizaron encuentros virtuales. Todo para mantener vivo el recuerdo de un 8-M multitudinario a pesar de las distancias a las que obliga la pandemia.