El coleccionista alemán Cornelius Gurlitt ha muerto este martes a los 81 años, según han indicado representantes legales del anciano, quien durante décadas guardó en su vivienda de Múnich un tesoro de centenares de obras de arte, que incluía piezas expoliadas por los nazis.

El fallecimiento se ha producido unas semanas después de conocerse un acuerdo alcanzado por sus representantes con el Gobierno alemán y las autoridades bávaras para la inspección y eventual restitución de las piezas a sus legítimos propietarios.

El caso de Gurlitt salió a relucir en febrero del 2012, al revelarse que durante décadas tuvo en su poder piezas de Picasso, Chagall, Matisse, Beckmann y Nolde, la existencia de algunas de las cuales se desconocía.

Gurlitt era hijo del marchante de arte Hildebrandt Gurlitt, uno de los pocos que tuvieron autorización del régimen nazi para negociar con obras del así llamado "arte degenerado", que habían sido retiradas de los museos alemanes.

Investigación por evasión fiscal

El coleccionista se mantuvo durante años en un casi absoluto anonimato, viviendo entre Múnich y Salzburgo, hasta que su colección fue descubierta en el marco de unas investigaciones por posible evasión fiscal.

En noviembre del 2013, se empezaron a publicar en una plataforma de internet las obras de las que había sospecha que habían llegado a manos del padre de Gurlitt, después de que sus propietarios judíos tuvieran que venderlas a bajo precio por la presión de la persecución del régimen nazi.

El 10 de febrero del 2013 año hubo un segundo hallazgo en la casa de Gurlitt en Salzburgo, donde se encontraron 60 obras.