La esperada reacción de la familia real británica a las explosivas revelaciones de los duques de Sussex en su entrevista con Oprah Winfrey, emitida el domingo se ha hecho rogar, pero finalmente ha llegado.

"Toda la familia está entristecida al conocer todo la dimensión de lo difíciles que han sido los últimos años para Enrique y Meghan", ha lamentado el Palacio de Buckingham en un comunicado oficial firmado por la reina Isabel II.

"Los asuntos tratados, particularmente el del racismo, son preocupantes", incide la nota, subrayando que "las cuestiones planteadas, en particular la raza, son preocupantes. Si bien algunos recuerdos pueden variar, se toman muy en serio y la familia las abordará en privado".

"Enrique, Meghan y Archie siempre serán unos miembros muy queridos de la familia", concluye el escueto y conciso comunicado real.

Acusaciones de racismo

Una de las revelaciones más sorprendentes e impactantes de la entrevista fueron las conversaciones sobre supuestas "preocupaciones" por el color de la piel del hijo de los duques, Archie.

Una controversia que la propia Winfrey matizó horas más tarde al asegurar que los duques de Sussex le habían confirmado que ni la reina Isabel II ni su marido, el príncipe Felipe, hablaron nunca con ellos sobre el color de la piel del bebé.

El comunicado del Palacio de Buckingham se hace público, casi 48 horas después de la emisión de la entrevista y es que según la BBC la Casa Real "no querrá apresurarse en su respuesta. La situación creada resulta especialmente incómoda para los miembros de la monarquía británica, prueba de ello es que el príncipe Carlos, padre de Enrique y heredero al trono británico, ha evitado pronunciarse sobre la entrevista durante una visita a Londres.

Entre otros temas, Enrique y Meghan Markle abordaron el racismo, la salud mental y el tratamiento que les han dado los medios de comunicación y su difícil relación con otros miembros de la familia real británica, en una velada acusación a los duques de Cambridge.

Markle confesó haber tenido pensamientos suicidas durante su vida en el Reino Unido y Enrique reconoció que el racismo jugó "un gran papel" en la decisión final de abandonar el país.

El príncipe también cargó contra la prensa británica como uno de los principales culpables de su situación, subrayando que es "intolerante" creando un "ambiente tóxico" debido a la "relación de control y miedo" que infiere la prensa sensacionalista.