El escándalo de las torturas infligidas a presos iraquís por soldados estadounidenses alcanzó ayer tintes aún más sangrientos, ya que un alto militar de EEUU reconoció la muerte de 25 presos por los abusos, no sólo en Irak sino también en Afganistán. A la defensiva, el Gobierno de George Bush aseguró que se están dando "los pasos necesarios" para juzgar a los responsables de estos actos, dijo el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. "Se hará justicia", añadió en la ONU el secretario de Estado, Colin Powell.

La noticia de los fallecimientos la dio el general Donald Ryder, responsable de la aplicación de penas del sistema penitenciario, quien reveló que las 25 muertes fueron resultado de la investigación de 35 casos de sevicias en prisiones de Afganistán e Irak. Los fallecimientos incluyen dos homicidios --uno a cargo de un soldado de EEUU y otro cometido por un empleado de la CIA--, la muerte de un preso que intentó huir, 10 casos aún bajo investigación y 12 muertes por causas no determinadas, informó France Presse.