El Parlamento Europeo intentó ayer rebajar el tono de la crisis política desatada por las polémicas declaraciones del conservador italiano Rocco Buttiglione. La reunión del presidente de la Eurocámara, Josep Borrell, con los jefes de los grupos políticos no despejó ninguna incógnita. Ante la falta de acuerdo, los eurodiputados dejaron en manos del futuro presidente de la Comisión, el portugués José Manuel Durao Barroso, la decisión sobre el polémico político italiano. Pero el encuentro sirvió para que el socialista español edulcorara sus críticas al que ha sido designado como comisario de Justicia, Libertad y Seguridad.

Los socialistas piden la cabeza de Buttiglione, quien provocó una tempestad política en Bruselas al afirmar ante la Eurocámara que la homosexualidad es pecado y que la familia existe para que la mujer tenga hijos y el marido la proteja.

POSICION INSTITUCIONAL Borrell contestó entonces: "Como ciudadano español, no me gustaría tener un ministro de Justicia así", pero ayer dio marcha atrás y aseguró que sus declaraciones "no fueron recogidas por algunos medios en su integridad". "Como presidente del Parlamento tengo que tener un exquisito cuidado en mantener una posición institucional y evitar entrar en los debates a favor o en contra de las posiciones de unos o de otros", agregó.

Ahora Durao Barroso deberá decidir si introduce cambios en su equipo de comisarios para calmar los ánimos. Está previsto que la Eurocámara vote la nueva Comisión el día 27 en Estrasburgo.

El Grupo Socialista, apoyado por los minoritarios verdes y comunistas, quiere vetar a Buttiglione como futuro comisario, pero el Parlamento Europeo sólo puede aprobar o rechazar a toda la Comisión Europea, y optar por lo segundo daría lugar a una crisis institucional sin precedentes en la UE. Por eso, los socialistas intentan presionar a Durao Barroso para que descarte al comisario designado por Berlusconi y solicite al Gobierno italiano un sustituto.

Los populares europeos han cerrado filas en torno a Buttiglione y amenazan con boicotear al exprimer ministro húngaro, el socialista Laszlo Kóvacs, cuya capacidad para ejercer como comisario de Energía está en entredicho. Así las cosas, el voto de los liberales puede abrir o cerrar muchas puertas, pero si entran en el enfrentamiento se arriesgan a poner en el punto de mira a dos futuras comisarias de su familia política: Neelie Kroes (Competencia) y Mariann Fischer-Boel (Agricultura).