Las tensas relaciones entre los habitantes y dirigentes de Faluya y las fuerzas estadounidenses se remontan a abril del 2003, nada más caer Bagdad. Una veintena de manifestantes que protestaban contra la ocupación murieron por los disparos de soldados de EEUU. Con el paso de los días, Faluya se convirtió en un enclave teocrático, gobernado por un consejo de muyahidines, donde se impuso una interpretación puritana del Corán. Se llegó a flagelar públicamente a los consumidores de alcohol.

Tras el fracaso de la ofensiva del pasado mes de abril, las tropas norteamericanas eligieron la política de la zanahoria con el bastión rebelde. Se llegó a un acuerdo para que veteranos del Ejército de Sadam Husein formaran la denominada brigada Faluya, a la que se confió la seguridad de la ciudad. Poco después, algunos de los miembros de la brigada se pasaron a las filas rebeldes.