La Comisión Electoral de Turquía decretó ayer la repetición de las elecciones locales en Estambul celebradas el pasado el 31 de marzo y que ganó, por un margen mísero de 23.000 votos de un total de 8,8 millones, el candidato del principal partido de la oposición, el socialdemócrata CHP, Ekrem Imamoglu.

Ante lo ajustado del resultado, el partido del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, AKP, pidió a la Comisión Electoral un nuevo recuento. Primero de los votos nulos, después del total de papeletas en varios distritos y, finalmente, impugnó el resultado y reclamó la repetición de las elecciones. Mientras la Comisión Electoral decidía, Imamoglu fue investido como alcalde. Ayer se le quitó el cargo: las elecciones se repetirán. Serán el 23 de junio.

Las razones que ha dado el partido de gobierno: que algunas mafias, el día electoral, cometieron fraude electoral. Que los gülenistas -a los que se acusa de estar detrás del golpe de Estado de julio de 2016- cambiaron los resultados para favorecer al candidato opositor. Que, en algunos distritos de la ciudad más grande de Turquía, las irregularidades fueron masivas. La Policía y la justicia las está investigando.

«Hay una cierta controversia, está claro. Hay una irregularidad, aquí. Esto también está claro. Vayamos otra vez a preguntar a la gente, y lo que digan lo aceptaremos», dijo el domingo Erdogan.

La oposición no se tomó nada bien la decisión de la Comisión Electoral. «Esto es una dictadura clara. Han demostrado que es ilegal ganarle al AKP -diko el vicepresidente del CHP, Onursal Adigüzel-. Este sistema, que pasa de la voluntad de la gente y no tiene en cuenta la ley no es ni democrático ni legítimo. Es dictatorial».

Estambul es, siempre, una ciudad clave en las elecciones locales turcas: de donde dependen la mayoría de los contratos que los partidos pueden firmar. Es, por lo tanto, una fuente de financiación importantísima.