Todo juego tiene unas reglas. Y para hacerlas cumplir se necesita un buen árbitro. El árbitro que suele utilizar la democracia americana en el último tramo electoral y enfrentar a los dos principales candidatos a la presidencia en los debates se llama Jim Lehrer, un periodista de la Public Broadcasting Service (PBS).

La Comisión de Debates Presidenciales (CPD), que vela para que los debates no desvirtúen el mensaje de los candidatos, se creó en 1987 para asegurarse de que estos debates proporcionaran la mejor información posible a los espectadores, los oyentes y los votantes. Para garantizar las reglas del juego.

El propósito de la CPD es canalizar de forma adecuada la influencia de los encuentros electorales, que éstos sean justos y equilibrados e investigar las actividades educativas referentes a esos debates. La organización ha patrocinado todas las discusiones presidenciales desde 1988.

Si la CPD se hubiera desarrollado años antes, el periodista Bernard Shaw, de la CNN, jamás hubiera preguntado a un candidato si estaría a favor o no de aplicar la pena de muerte al hombre que hubiera violado y matado a su esposa.

La pregunta de Shaw, la primera en el debate entre George Bush padre y el gobernador demócrata por Massachusetts, Michael Dukakis, el 13 de octubre de 1988, significó el principio del fin del candidato grecoamericano. Su respuesta, "no", fue considerada falsa por la mayor parte de los votantes, y Bush ganó.

EL FINAL Aquella pregunta, alejada del estándar del periodismo de rigor, significó el fin de la carrera de Dukakis, pero también el final de la hasta entonces brillante y prometedora ascensión del propio Shaw.

George Bush hijo arrancó el debate de Miami con buen pie. Cuando Lehrer dio la bienvenida a los candidatos, el primero en salir fue Bush, y lo hizo con firmeza y decisión. Aquel fue el único momento en el que el candidato republicano estuvo por delante de su adversario. Luego Kerry ganó el pulso al presidente en todas y cada una de las pregunta que les formuló Lehrer.

Los primeros sondeos, como el de ABC News, indicaron ayer que Kerry ganó el encuentro para un 45% de los norteamericanos. El 36% se decantó por Bush. Los mismos sondeos indican que, sin embargo, las preferencias de voto siguen inalterables a favor de este último.

El debate de Miami fue, según los analistas, un debate real. Fueron 90 minutos en los que ambos candidatos tuvieron que responder a preguntas tan directas como: "¿La guerra de Irak ha valido la muerte de 1.052 soldados estadounidenses?"

El encuentro Bush-Kerry, el primero de una serie de debates que se desarrollarán a lo largo del mes de octubre y que también enfrentarán al vicepresidente Dick Cheney y al senador John Edwards, fue, desde el punto de vista mediático y político, perfecto. Las reglas del juego, lejos de complicar el mecanismo del diálogo, lo facilitaron.

Kerry ganó todos los asaltos. Estuvo más concentrado que su oponente. El presidente, a diferencia de hace cuatro años con Al Gore, estuvo más tenso. Bebió mucha agua y dudó demasiado.