La preocupante situación de la Administración de George Bush a sólo cinco meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos se ha cobrado la primera víctima entre sus altos mandos. George Tenet, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), anunció el miércoles por la noche al presidente, George Bush, su intención de dimitir.

Ayer, Bush anunció que había recibido la carta de dimisión y que la aceptaba "con pesar", remarcando el "fantástico trabajo" de Tenet. Y mientras el propio director de la CIA alegaba "razones personales" para argumentar su decisión, en Wa- shington se le considera ya el primer cabeza de turco de una Casa Blanca en apuros que intenta soltar lastre de cara a las presidenciales.

ALUVION DE CRITICAS Hasta ahora, Tenet, como el resto de responsables de la política exterior, la seguridad, la defensa y el espionaje, había aguantado estoicamente un incesante aluvión de críticas internas y externas, que se intensificarán más cuando se hagan públicos los informes de las comisiones que investigan los fallos previos a los ataques terroristas del 11-S y antes, durante y después de la guerra de Irak.

Tenet cargaba sobre sus espaldas el fracaso en la prevención de los ataques del 11-S. Pero el más clamoroso de sus errores --y se le considera como uno de los directores de la CIA con más fallos-- fue facilitar la información de espionaje sobre las armas de destrucción masiva y los vínculos de Sadam con Al Qaeda, sobre los que Washington construyó sus argumentos para la guerra de Irak.

MANIPULACION Y FALSEDAD Esa información se ha demostrado manipulada, interesada y, en algunos casos, falsa, y ha provocado no sólo las críticas del Congreso y el descrédito de los servicios de inteligencia estadounidenses en todo el mundo, sino también los reproches y acusaciones de otros departamentos. Especialmente duro con la CIA ha sido el secretario de Estado, Colin Powell, que fue quien defendió públicamente y ante el mundo en el Consejo de Seguridad de la ONU, en febrero del 2003, la argumentación para la guerra de Irak, basándose en la información manipulada por Tenet.

Los problemas de Tenet para mantenerse en su puesto empezaron a hacerse más graves cuando se publicó Plan de ataque , un libro de Bob Woodward. En él se describía cómo el director de la CIA afirmó a un inseguro Bush que hablar de las armas de destrucción masiva en Irak era como "un mate" (de básquet), una expresión con la que venía a mostrar su confirmación de que se podía dar por seguro que el régimen de Sadam tenía un peligroso programa de armamento, algo que EEUU no ha podido demostrar.

La publicación del libro generó un intenso malestar tanto en la CIA como en el Departamento de Estado y en el Pentágono. Y aunque la dimisión de Tenet pilló a todos por sorpresa --porque la Administración parecía decidida a no hacer rodar cabezas hasta después de las elecciones--, es la que muchos consideraban más probable que llegara primero.

Llegó ayer. Y pocos fueron quienes creyeron a Tenet, que en una cinta de vídeo dirigida a los empleados de la CIA, dijo con lágrimas que dimitía "por el bienestar" de su mujer y su hijo. También subrayó que se iba "triste pero con la cabeza muy alta". "No creo que Tenet hubiera dimitido sin que se le hubiera dicho que lo hiciera", dijo a la CNN Stanfield Turner, director de la agencia

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