LAS PESQUISAS del Congreso de EEUU sobre las torturas en la prisión de iraquí de Abú Graib han languidecido hasta tal punto que, apenas tres meses después de estallar el escándalo, prácticamente se han detenido, sin visos de reanudarse hasta septiembre. La comisión se escuda en que el Pentágono debe acabar las investigaciones que tiene abiertas.