El Air Force One del presidente estadounidense, George Bush, tenía previsto aterrizar anoche en la base militar de Pratica di Mare, cerca de Roma, primera etapa de viaje para conmemorar el desembarco de Normandía, centrado en recuperar los lazos con los aliados europeos tras el cisma provocado por la guerra de Irak. Fuertes medidas de seguridad rodean la visita de Bush a la capital italiana, que será escenario hoy de manifestaciones contra la guerra en un momento en que nuevas amenazas de muerte se ciernen sobre los tres rehenes italianos que están en manos de un grupo armado iraquí.

El espacio aéreo de la capital italiana permanece desde ayer cerrado a cal y canto, se ha prohibido el tráfico aéreo sobre la capital a menos de 6.500 metros de altura y el ayuntamiento ha modificado unos 2.000 trayectos de los autobuses romanos.

GESTO DE APOYO Unos 10.000 policías italianos y 500 agentes norteamericanos vigilarán la breve estancia del presidente estadounidense en Roma, primera etapa de una gira para celebrar el 60º aniversario del desembarco en Normandía. La visita coincide con el aniversario de la entrada de los aliados en Roma y la huida de los nazis, pero varios analistas la interpretan también como apoyo de Bush al amigo Berlusconi.

Desde hace varias semanas, los grupos antimundialización, los pacifistas radicales, los comunistas ortodoxos y toda la galaxia de los llamados desobedientes están preparando su particular acogida al presidente de los EEUU. "Intentaremos cortar las calles por donde transcurra el séquito presidencial", informaron estos grupos, al tiempo que organizaban piquetes en las carreteras que llevan a Roma desde la base militar donde aterrizó Bush. Entre las iniciativas de protesta programadas, figuran el bloqueo del metro, interferencias en las principales emisoras de televisión y desnudos colectivos.

La oposición progresista ha organizado para esta tarde una gran manifestación contra la política de Bush y la guerra en Irak.

El primer ministro, Silvio Berlusconi, pidió a los italianos que reciban a su invitado como el líder de la nación que les liberó del fascismo, sin tener en cuenta sus diferencias sobre el conflicto de Irak. Bush será recibido hoy por el Papa.