Esta noche, por primera vez en la carrera por la Casa Blanca de este año, George Bush y John Kerry se estrecharán la mano. Lo harán en la Universidad de Miami en Coral Gables (Florida) y con el gesto arrancará el primero de los tres debates presidenciales de esta contienda, un encuentro de 90 minutos centrado en la política exterior y la seguridad nacional. El duelo, emitido en directo por televisión y con una audiencia que puede alcanzar los 50 millones de espectadores, es clave para ambos y nada se ha dejado al azar.

Bush, con ventaja en la mayoría de las encuestas, se juega menos que Kerry, que debe aprovechar la oportunidad para definirse definitivamente ante los electores. "Tengo que reconocer que en los últimos meses la propaganda republicana ha tenido éxito", dijo ayer el demócrata.

Pero con los debates transformados en un espectáculo en el que las apariencias importan más que los asuntos, el encuentro se anuncia lejano a una verdadera discusión. Todo está tan milimetrado, que hay quien ya habla de "una rueda de prensa de dos partidos sin nada de espontaneidad".

EL MAS SEGUIDO Los dos candidatos han intentado inclinar la balanza a su favor a través de sus equipos de negociación con la Comisión de Debates Presidenciales. El de Bush, liderado por el exsecretario de Estado James Baker, se apuntó el tanto, quizá definitivo, al lograr que el primer debate --el más seguido-- se centre en política exterior y seguridad interior, puntos fuertes de Bush.

Política y economía interior, donde el demócrata puede hacer más daño, quedan para el tercer debate (13 de octubre). El logro del equipo de Kerry, encabezado por el abogado Vernon Jordan, fue conseguir que hubiera tres debates en vez de dos, como querían los republicanos, que pusieron reticencias al del día 8 en Misuri, donde el público, con limitaciones, podrá hacer preguntas.

Las negociaciones entre los dos equipos han sido arduas y han dado como resultado un debate en el que el cruce de palabras será casi imposible. En las 32 páginas del Memorando de entendimiento alcanzado con la Comisión de Debates Presidenciales, se establece, por ejemplo, que los moderadores no podrán realizar preguntas de réplica. Las preguntas directas mutuas también están excluidas aunque se deja la posibilidad de plantear preguntas retóricas.

Ante ese panorama, las opciones de resultar vencedor recaen principalmente en las capacidades de cada candidato. Bush lleva meses estudiando discursos de Kerry y la última semana la ha pasado ensayando unas dos horas al día en su rancho de Tejas. El demócrata también ha ensayado esta semana con ayudantes en Spring Green (Wisconsin).

Sus estrategas de campaña, mientras, se dedican a ensalzar las cualidades del rival para no partir como favoritos.