El candidato demócrata a la Casa Blanca y senador por Massachusetts, John Kerry, se sumó el miércoles en persona a la ofensiva para que el candidato independiente Ralph Nader abandone sus pretensiones electorales y le deje el campo libre para enfrentarse al presidente, George Bush, el 2 de noviembre. Pero esta primera batalla quedó en tablas. Kerry no llegó a pedirle directamente que se retire y el veterano Nader no dio señales de que piense hacerlo.

"Kerry es muy presidenciable, da una imagen de mucha confianza en la televisión", dijo Nader al término de la entrevista con el senador demócrata, al que conoce desde hace décadas. A diferencia de las ácidas críticas que volcó contra el expresidente Al Gore, candidato a la Casa Blanca en el 2000, Nader no tuvo más que elogios para Kerry. "Es como comparar a un pino verde con un bosque petrificado", dijo.

Pero, para los demócratas, estas buenas palabras no bastan. Temen que Nader acabe robándole la presidencia a Kerry como hizo con Gore cuando favoreció a Bush al acumular votos de los sectores más izquierdistas del Partido Demócrata, que en su ausencia habrían ido a parar a las filas demócratas.