La peregrinación a La Meca, la quinta obligación de todo buen musulmán, volvió ayer a teñirse de sangre durante el rito de la lapidación de los pilares de Satán.

Como cada año, cientos de miles de musulmanes habían recogido los 21 guijarros para lanzarlos contra las tres columnas que marcan el lugar donde, según la tradición, el diablo se apareció a Abraham. Las tres estelas, de 18 metros, están en el puente de Jamarat, donde ya se habían producido estampidas mortales por el hacinamiento de creyentes, que este año han rondado los dos millones.

Siete piedras

En las afueras de Mina, los fieles, asomados al puente, lanzan siete piedras contra cada uno de los pilares del mal para conjurar el poder maléfico de Satán.

Vestidos de blanco, en señal de su purificación interior, los peregrinos emprenden al amanecer el camino desde Muzdalifa hasta llegar a los pilares de Satán. Los fieles se congregan en masa ante las tres estelas. "Te hace sentir bien lapidar al demonio y librarte de los malos sentimientos que albergas", afirma Sidig Yunis, un musulmán sudanés, cuyo testimonio recogió la agencia Reuters poco antes de que se desatara la estampida mortal.

Antes de realizar el ritual de la lapidación, los musulmanes han debido cumplir numerosos preceptos en el transcurso de la peregrinación. Tras llegar a La Meca, deben vestir el ihram , una túnica blanca, de dos piezas sin costuras, que simboliza la igualdad entre los hombres frente a Alá. Luego, han de dar siete vueltas a la Kaaba , situada en la mezquita sagrada de La Meca.

Los creyentes recorren siete veces el trayecto entre los promontorios de Safa y Marua, para dirigirse de noche hacia Mina. La siguiente etapa es la más relevante: los musulmanes pasan el día rezando en el monte Arafat y, a la puesta del sol, llegan a Muzdalifa, donde pernoctan antes de acometer el rito de la lapidación. Después sacrifican un cordero.

Al final, regresan a la Gran Mezquita, con lo que concluye la peregrinación, una obligación que los fieles deben cumplir al menos una vez en la vida si no están imposibilitados y disponen de recursos.