El presidente taiwanés, Chen Shui- bian, cedió ayer a la presión de medio millón de manifestantes en las calles y expresó su disposición a que se realice un recuento de las elecciones presidenciales celebradas la semana pasada y a que se investigue el atentado que sufrió la víspera electoral. Hechas estas concesiones, Chen ordenó a las fuerzas de seguridad que pongan fin a las movilizaciones y restauren el "orden social" antes de la próxima semana. "No lo vamos a tolerar más", añadió.

El dirigente taiwanés accedió a un "recuento administrativo público" de los votos cuando la oposición presente una demanda de nulidad de las elecciones o de los resultados. El presidente en funciones también aceptó que expertos internacionales investiguen el atentado que sufrió el día anterior a los comicios presidenciales. La oposición reaccionó con cautela a las concesiones de Chen, al considerar que llegan "tarde" y prometió mantener la protesta hasta que se aclaren los hechos.

Medio millón de taiwaneses salieron ayer la calle, en la que fue la mayor manifestación que jamás ha tenido lugar en Taipei, para exigir nuevas elecciones y "la verdad" sobre el atentado contra Chen. El presidente taiwanés fue reelegido por un escaso margen de 30.000 votos y, según la oposición, muchos "puntos oscuros" rodean el ataque que sufrió el día antes de las elecciones.