"Han vuelto a nacer". Las familias de los dos militares extremeños heridos en Irak lo tienen claro. Y es que, según cuentan los testigos, la reacción de los soldados tras sufrir una emboscada en Diwaniya el pasado jueves fue lo que salvó la vida de los miembros de la patrulla. Ahora sólo quieren volver a casa.

José Díaz, padre de Javier Díaz Durán, explica que su hijo tiene "un buen estado de ánimo" y está "muy tranquilo". Desde la cama del hospital le llegó a confesar que estaba deseando volver a la acción, aunque "no era consciente" de la gravedad de sus heridas. Ahora lo único que quieren las familias "es que vuelva cuanto antes".

Por su parte, Elena Díaz afirma tajante: "Mi hermano ha vuelto a nacer". Opina que si la metralla hubiera impactado en alguna zona vital del cuerpo no habría podido contarlo, pero también considera que ha tenido algo de "mala suerte" por sufrir este ataque y resultar herido pocos días antes del relevo de las tropas extremeñas. La joven recuerda que fue el Jueves Santo cuando les llamaron desde Defensa para avisarles de la noticia y les dieron "un susto tremendo".

Ahí arrancó una noche "angustiosa", puesto que durante horas no volvieron a tener ninguna noticia sobre su estado. De hecho, llamaron en repetidas ocasiones a la base militar extremeña de Bótoa donde les decían que no sabían nada, e incluso llegaron a afirmar que no podía estar herido porque su nombre no figuraba en su lista.

En torno a las tres de la mañana lograron contactar con la base de Diwaniya, a través del Ministerio de Defensa, y comenzaron a tranquilizarse porque su vida parecía que no corría peligro.