Noticias positivas y negativas para la coalición ocupante durante la jornada de ayer en Irak. En la ciudad de Nasiriya, escenario de una "rebelión menor", según informó el estamento militar de Estados Unidos, murió ayer, como consecuencia de sus graves heridas, el primer soldado del contingente italiano en combate, y otros 16 resultaron heridos como resultado del mismo enfrentamiento. Aviones norteamericanos bombardearon reductos de la milicia shií en Nasiriya, lo que trajo, según fuentes del Ejército de Estados Unidos, algo de calma a esa ciudad.

Además, las fuerzas de la coalición hicieron explotar ayer un proyectil de artillería que, al parecer, contenía una pequeña cantidad de gas sarín. El secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, señaló que harán falta más pruebas para confirmar que se trata de esta sustancia, ya que el test que lo ha detectado "no es perfecto". El proyectil probablemente procedía de la guerra contra Irán y, como admitió a la cadena británica de televisión BBC una fuente de la coalición, no constituye ningún descubrimiento de armas de destrucción masiva.

EVACUACION Durante toda la jornada del pasado domingo, los combates en torno a uno de los puentes que cruzan el río Eúfrates en Nasiriya obligaron a las tropas italianas a evacuar un pequeño cuartel y a buscar refugio en su base principal, situada unos 10 kilómetros fuera de la ciudad. Según el portavoz militar estadounidense, Mark Kimmit, al menos 51 milicianos perecieron ayer, 20 de ellos como consecuencia de los continuos bombardeos.

Lo cierto es que el deterioro de la seguridad en la zona bajo responsabilidad italiana ha reavivado en el país transalpino el debate sobre la presencia italiana en Irak. Numerosas voces se levantaron allí para exigir a EEUU que conceda poderes reales al Gobierno provisional iraquí, nombrado por Washington, incluyendo competencias militares para hacer frente a los rebeldes.

La presión sobre el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, para que se distancie de las posturas belicistas de la Casa Blanca aumenta precisamente cuando se dispone a viajar, mañana, a Washington para entrevistarse con el presidente de EEUU, George Bush.