La Policía birmana volvió a disparar este viernes balas de goma contra varios manifestantes pacíficos en las protestas antijunta que se están expandiendo por todo el país, mientras aumentan las detenciones y Facebook ha limitado las cuentas vinculadas a los militares. Los disparos con munición de goma ocurrieron en la Universidad de Mawlamyine, en el suroriental estado Mon, donde varios recibieron el impacto aunque ninguno se encuentra herido de gravedad, indicó a Efe una oenegé local.

Las protestas multitudinarias, que comenzaron de manera espontánea el pasado sábado, continuaron este a lo largo del país para expresar el rechazo popular a la junta militar que tomó el poder el 1 de febrero en un golpe de Estado incruento y llamar a la desobediencia civil.

Los manifestantes reclaman la liberación de todos los detenidos desde la asonada, entre ellos la nobel de la paz y depuesta líder democrática Aung San Suu Kyi, al tiempo que piden a China y Rusia que no apoyen a los militares. "Me levanto tres o cuatro veces mientras duermo. Me late el corazón muy fuerte. No he podido dormir desde el primer día. Quiero poder dormir y levantarme pacíficamente", explicó a Efe una manifestante de 17 años en Rangún, la mayor cuidad y el centro económico del país.

"No estoy seguro de que podamos ganar esta batalla, pero todas las mañanas me tengo que levantar para luchar", agregó la estudiante de la Universidad de Lenguas Extranjeras de Rangún. "Dejé mi trabajo el pasado 3 de febrero", dijo en la misma protesta un repartidor de comida a domicilio de 21 años, quien aseguró que también convenció a otros compañeros a hacer lo mismo para acudir a las movilizaciones contra el golpe. "Ayudamos a los manifestantes a despejar las calles (para las marchas)", señaló el repartidor, cuya moto exhibe la foto de Suu Kyi y del presidente, Myint Swe, con una mensaje pidiendo su liberación.

Llamamiento a China y Rusia

En Rangún, donde se registran las marchas más multitudinarias, miles de personas se concentraron frente a las embajadas de China y Rusia para pedir que no respalden a los militares, quienes ya gobernaron con dureza el país entre 1962 y 2011.

China fue el principal aliado de Birmania durante las anteriores junta militares, mientras que tanto Pekín como Moscú bloquearon una condena al golpe birmano por parte del Consejo de Seguridad de la ONU.

Concentraciones masivas en oposición al Ejército también se registraron en Naipyidó, la capital fundada en 2005 por los uniformados, donde las autoridades ya utilizaron cañones de agua, balas de bola y hasta munición real para reprimir las protestas en los últimos días. Una mujer lucha por su vida desde el martes tras recibir un disparo en la cabeza efectuado por la Policía durante una manifestación en la capital.

En otros puntos del país, como en Myitkyina, capital del estado Kachin, o Monywa, en la región de Sagaing, también se celebraron importantes manifestaciones.

Facebook toma medidas

La plataforma Facebook anunció hoy que reducirá la visibilidad de los contenidos publicados por el Ejército birmano y otras cuentas asociadas para reducir su alcance, aunque no las eliminará, tras acusar a los militares de "la continua divulgación de información falsa" desde la asonada a través de varios perfiles.

"Esta misma acción se aplicará a cualquier página adicional que controle el Ejército y que viole repetidamente nuestras políticas de desinformación", apuntó en un comunicado Facebook, que en 2019 bloqueó el perfil del jefe de la junta, el general golpista Min Aung Hlaing, por incitación al odio.

Además, las páginas del Ejército birmano dejarán de aparecer como "recomendadas" y las agencias gubernamentales no podrán solicitar la retirada de contenidos en Facebook. La red social, la más utilizada en Birmania, con una estimación de 22 millones de usuarios, se compromete además a "proteger la libertad de expresión de decenas de millones de ciudadanos birmanos".

El jueves de la semana pasada, la junta militar ordenó a las operadoras de telecomunicaciones que bloquearan el acceso a Facebook, y otras plataformas vinculadas con la multinacional, con el objetivo de preservar la "estabilidad" del país.

Sin embargo, muchos burlan la prohibición a través de VPN, programas que permiten evitar los controles y acceder a páginas restringidas.

Más de 260 detenidos

Al menos 262 personas han sido detenidas por las autoridades desde el golpe de Estado, incluidas 21 que ya han sido liberadas, apuntó en su último informe la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP) que advierte que el ritmo de arrestos "se está incrementando".

AAPP expresó además su "seria preocupación" por la amnistía este viernes, con motivo del Día de la Unión en Birmania, de más de 23.000 presos comunes y señaló que este movimiento puede servir para "hacer espacio para los presos políticos".

Suu Kyi, de quien no han trascendido noticias en varios días, permanece supuestamente bajo arresto domiciliario en Naipyidó y afronta una acusación por un delito de importación ilegal de dispositivos telefónicos, penado con un máximo de 3 años de cárcel.

El Gobierno militar, encabezado Min Aung Hlaing, justifica la toma de poder por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre en los que la Liga Nacional para la Democracia, el partido liderado por Suu Kyi, arrasó, como ya hizo en 2015.