El Gobierno del PP, ahora en funciones, mantenía en sus declaraciones oficiales que las relaciones entre las tropas españolas y los shiís en las provincias de Nayaf y de Al Qadisiya eran excelentes. Pero en los sectores más radicales de esta comunidad siempre se ha mirado, cuando menos, con suspicacia y recelo la presencia de unas tropas que no acababan de quitarse de encima la etiqueta de fuerzas ocupantes, a pesar de los esfuerzos de los mandos de las Brigadas Plus Ultra I y II, y de su personal de relaciones cívico-militares.

El primer encontronazo con la realidad vino incluso antes de que se completara el despliegue de la Brigada Plus Ultra en el caluroso mes de agosto. La oposición shií en Diwaniya, encabezada por Fadel al Kaser, que se proclama representante de la Hauza (la influyente escuela teológica de Nayaf) en Diwaniya, se lanzó al asalto de la sede del gobernador provincial. Los enfrentamientos entre partidarios del gobernador, Hazim Kasam al Shalami, y los opositores culminó con tiroteos, el saqueo de la sede del Gobierno local y numerosos heridos.

Un día antes del traspaso del mando de los marines norteamericanos a las tropas españolas, Yahia al Sabur, su portavoz, dio a entender que los españoles lo pasarían "mal", si apoyaban al gobernador. Días más tarde, fue el propio imán Fadel al Kaser, quien se declaró molesto por la "ostentación" de la bandera española que hacían unas tropas recién llegadas en un país extranjero.

En la vecina ciudad de Nayaf, sede del mausoleo del imán Alí, tanto el gobernador, Haidar Mehdí Mattar, como dirigentes de la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Irak (ASRII), la principal fuerza política shií, no ocultaban su satisfacción con la actitud de los españoles, que mostraban un comportamiento menos arrogante y más cercano que las tropas norteamericanas o incluso polacas.

Extremar precauciones

Pero en la ciudad más sagrada de los shiís, las tropas españolas se enfrentaban a un enemigo más poderoso: el joven Moktada al Sadr, hijo de un ayatolá venerado por los shiís y asesinado por el régimen de Sadam Husein.

El general de Brigada Fulgencio Coll, el comandante de la Brigada Plus Ultra II, admitió en enero, en una entrevista con EL PERIODICO, que existe "un imán con un discurso más radical", en referencia a Moktada al Sadr. Coll también reconoció que sus hombres habían tenido que extremar la precaución frente al terrorismo, lo que les impedía "confraternizar" con los civiles. Unas declaraciones premonitorias de lo que iba a suceder después.