La oposición democristiana reconquistó ayer la presidencia de la República Federal Alemana. El expresidente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Horst Köhler, de 61 años, fue elegido para el cargo y sucederá al socialdemócrata Johannes Rau, de 72 años, que no se presentó a la reelección. La Constitución otorga al presidente básicamente competencias representativas.

Köhler fue propuesto como candidato por la Unión Cristiano Demócrata (CDU), la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y el Partido Liberal (FDP) y obtuvo 604 votos, sólo 15 más que la postulante de la coalición del Gobierno (Partido Socialdemócrata, SPD, y Los Verdes), la científica Gesine Schwan.

El nuevo jefe del Estado afirmó que desea "ser presidente de todos los alemanes" y de "todos los que viven" en el país, para llevar adelante las reformas que Alemania requiere en unos "tiempos de refundación". Köhler asumirá el cargo el próximo 1 de julio. "Amo a Alemania, pero el país precisa una profunda renovación. Existen serios problemas, pero tienen solución", resaltó el nuevo presidente, que concita confianza general. También tiene el reconocimiento del canciller alemán, el socialdemócrata Gerhard Schröder, quien lo catapultó hace cuatro años a la presidencia del FMI. Hace meses, Köhler se decantó a favor de las reformas que ha comenzado a poner en práctica Schröder y cuya aplicación le ha restado popularidad.

REFORMAS EN IMPUESTOS "Necesitamos dar un espaldarazo a la economía alemana y eso obliga a reformas estructurales en materia de impuestos. Las finanzas públicas deben consolidarse y necesitamos la flexibilización del mercado laboral", destacó. La similitud de puntos de vistas garantiza una buena cohabitación con Schröder, mientras los partidos que respaldan a Köhler ven en su elección un triunfo de la oposición, que se prepara para recuperar el poder, en las generales del 2006. El nuevo presidente ha insistido en que ejercerá su puesto con total independencia de su partido.

Esta semana, la Asamblea especial que eligió a Köhler --compuesta por los miembros del Bundestag y delegados políticos y sociales elegidos por los parlamentos regionales-- fue objeto de controversia por la presencia, entre sus miembros, de Hans Filbinger, antiguo juez de un tribunal militar del Tercer Reich.