La seguridad de la compañía egipcia Flash Airlines fue ayer el centro de la polémica después de que uno de sus aviones se estrelló el sábado en el mar Rojo sin que sobreviviera ninguno de sus 148 ocupantes, 133 de ellos franceses. Con el envío de varios equipos de investigación y sofisticado material militar de detección y rescate, el Gobierno de París tomó prácticamente ayer las riendas de la investigación sobre la catástrofe aérea en Sharm el Sheij, que Francia y Egipto atribuyen a un "accidente".

Las autoridades de aviación suizas informaron ayer de que la compañía egipcia propietaria del Boeing siniestrado tiene prohibido volar a Suiza desde octubre del 2002 a causa de importantes deficiencias de seguridad detectadas durante una inspección sorpresa.

EN LUGAR PROHIBIDO En la ciudad suiza de Ginebra, ayer hizo justo un año, que un avión de esta firma privada egipcia aterrizó de urgencia a causa de "un problema técnico". El aparato, que realizaba la ruta de Roma a París, pudo aterrizar en Suiza a pesar de la prohibición. En octubre del 2002, otro avión de Flash Airlines efectuó una escala de emergencia en Atenas (Grecia), por otro "problema técnico", precisamente cuando cubría el trayecto entre Sharm el Sheij y Bolonia (Italia).

Francia recibió un aviso de Suiza, pero permitió volar a esta compañía tras realizar tres controles. Los dos últimos, realizados este pasado otoño fueron satisfactorios, según afirmó ayer el ministro de Transportes, Gilles de Robien. Los servicios de mantenimiento de la compañía noruega Braathens que efectuó la última revisión del Boeing de Flash Airlines, indicaron también no haber detectado ningún fallo.

PRUDENCIA Las autoridades francesas se mostraron prudentes a la espera de disponer de más elementos sobre las causas del accidente del chárter egipcio. De Robien declaró: "Habrá que verificar todas las informaciones y evitar las especulaciones". El líder de la oposición socialista, Fran§ois Hollande, reclamó una "investigación administrativa" sobre el estado y el mantenimiento del avión siniestrado.

Mientras, en la zona de la catástrofe varios equipos franceses se sumaron a los egipcios para participar en la búsqueda de los restos del avión, de los pasajeros y, sobre todo, de las cajas negras que pueden ayudar a esclarecer las causas de la tragedia. La falta de medios materiales y tecnológicos de Egipto fue rápidamente subsanada por un impresionante despliegue francés.

ROBOT SUBMARINO Submarinistas militares estacionados en Yibuti se incorporaron a los equipos egipcios y el avión de patrulla marítima francés Bréguet Atlantic se unió a las operaciones de sondeo de los fondos submarinos. El Ministerio de Defensa francés envió también el robot submarino Achille que puede operar hasta una profundidad de 400 metros. La fragata Tourville , equipada con sistemas de sónar, debía llegar hoy al lugar del siniestro.

Pero la localización de las cajas negras no será fácil ya que pueden encontrarse a gran profundidad. Los cálculos van de 150 a 1.000 metros. Francia envió también un equipo de expertos de la Oficina de Investigación de Accidentes (BEA) para participar en las pesquisas.

Las autoridades egipcias descartaron una acción terrorista, al igual que las francesas que, de momento, suscriben la tesis del accidente por "fallo técnico". El secretario de Estado de Exteriores, Renaud Muselier, se encargó de negociar con las autoridades egipcias las condiciones de colaboración entre los dos países y la manera de evitar que la catástrofe dañe la imagen turística de Egipto. Muselier preparó también con el ministro de Aviación Civil egipcio, Ahmed Shafic, el viaje de las familias, a mediados de esta semana, para que puedan recogerse ante el supuesto lugar del drama en el mar Rojo.