Los británicos gastaron ayer 8 millones de libras (12 millones de euros, casi 2.000 millones de pesetas) en apuestas sobre el resultado de las elecciones, el doble que en el año 2000. Según Graham Sharpe, portavoz de la sociedad de apuestas William Hill, en Gran Bretaña nunca se había jugado una cantidad semejante de dinero en unas elecciones extranjeras. El presidente Bush es desde el principio el favorito en todas las apuestas, aunque el senador John Kerry ha recuperado terreno.