No hubo clemencia para Kenneth Bigley. Después de tres semanas de aterrador cautiverio, el ingeniero británico de 62 años secuestrado en Bagdad fue asesinado por el grupo Monoteísmo y Guerra Santa, que lidera el jordano Abú Musab al Zaqaui. La cadena Abú Dabi TV recibió ayer un vídeo, que prefirió no difundir, mostrando el momento en que Bigley era decapitado. Tras conocerse el fatal desenlace, el ministro británico de Exteriores, Jack Straw, reveló que el Gobierno había intercambiado mensajes con los secuestradores para salvar al rehén.

Esos intercambios duraron cuatro días y se realizaron, según Straw, a través de un intermediario que contactó con la embajada del Reino Unido. El jueves, sin embargo, las autoridades británicas recibieron las primeras noticias de que Bigley había muerto. Militantes en la ciudad rebelde de Faluya aseguraron ayer que la ejecución tuvo lugar en la localidad de Latifiya, al sur de Bagdad.

"ASCO PROFUNDO" El vídeo rodado por los captores muestra, según un reportero de Reuters que lo vio, a seis encapuchados armados detrás de Bigley, quien, vestido con un mono naranja, aparece de rodillas. En árabe, uno de ellos acusa al Gobierno británico de no haber cedido a sus exigencias y acto seguido saca un cuchillo del cinto y degüella al ingeniero. Los secuestradores habían exigido la liberación de las dos mujeres iraquís encarceladas, bajo custodia estadounidense. Ayer, el primer ministro Tony Blair, con gesto sombrío, expresó el "asco profundo" que sentía, "no sólo por lo bárbaro del asesinato, sino también por la forma en que han jugado con la situación".

La familia de Bigley fue la primera en confirmar su muerte, mostrándose dividida ante la actuación de Blair. En Liverpool, Philip Bigley, el hermano menor de la víctima, afirmó que quizá el destino del cautivo "estuvo sellado desde el primer día" y señaló que el Gobierno había hecho "todo lo posible, en esta situación imposible". Sin embargo, desde Amsterdam, otro hermano, Paul Bigley, acusó a Blair de tener las manos "manchadas de sangre".

MOVILIZACION SIN PRECEDENTES El ingeniero británico había sido secuestrado el pasado 16 de septiembre, junto a dos colegas estadounidenses, Eugene Armstrong y Jack Hensley, que fueron decapitados días más tarde. Su familia se lanzó a una movilización internacional sin tregua, jugando todas las bazas a su alcance. Esposa, hermanos, hijos, e incluso la madre del rehén, una anciana de 86 años, rogaron públicamente por su vida. Incluso llegaron a difundir miles de octavillas en Bagdad pidiendo piedad a los captores.

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, el líder del Sinn Féin, Gerry Adams, y el líder libio, Muamar Gadafi, reclamaron la liberación de Bigley.