Los presos liberados de la siniestra cárcel de Abú Graib llegaron ayer en autobús a la base estadounidense de Amariya, con sus pertenencias en la mano y la amargura en el rostro. "Trataban mal a todo el mundo. A veces tiraban a un detenido al suelo y le ponían los zapatos en la cabeza", explicó Abdeluadud Ahmed, profesor de Educación Física de la Universidad de Tikrit.

Ahmed, arrestado por los estadounidenses hace 10 meses, fue acusado de estar en posesión de armas, de pertenecer a la milicia de los fedayines de Sadam y de haber atacado a las fuerzas de la coalición. Primero fue encarcelado en Cam Bucca (en Um Qasar) y, enseguida, trasladado a Abú Graib. "Yo no fui testigo de torturas, pero eso no quiere decir que yo piense que no existieron". Cuando se le pide su opinión sobre los estadounidenses, hace un gesto de asco.

"Son unos ladrones"

Un total de 454 presos fueron liberados ayer de Abú Graib. La mayor parte se quejaba del trato que recibieron en esta cárcel. "Me hacían permanecer estirado en el suelo cinco o seis horas, bajo el sol y con una bolsa en la cabeza", afirma Abú Ahmed, empleado del Gobierno. Cuando se le pregunta qué piensa de los estadounidenses, prefiere callar. "Si digo lo que pienso, puede que me metan en la cárcel otra vez", afirma. Luego añade: "Son unos ladrones".