El Gobierno español quería que quedase claro que ninguna negociación entre la Unión Europea (UE) y el Reino Unido se aplicará en Gibraltar sin el visto bueno de España. Y asegura, exhibiendo orgullo, haberlo conseguido. Habrá por tanto hoy Consejo Europeo para sellar el acuerdo sobre el brexit sin amenazas españolas de boicot. «He anunciado al jefe del Estado que España ha llegado a un acuerdo sobre Gibraltar», dijo Pedro Sánchez ayer, durante una declaración desde la Moncloa con la que confirmaba que había fumata blanca sobre el Peñón. Horas más tarde, el líder de la oposición, el popular Pablo Casado, tildaba de «fracaso histórico» lo obtenido por Sánchez por no ser «jurídicamente vinculante» y sugería que no le dará su aval.

La interpretación monclovita fue bien distinta. Tras conversar con el máximo responsable del Consejo Europeo, Donald Tusk, el presidente Sánchez aseveró que «Europa y el Reino Unido han aceptado las exigencias de España», por lo que desaparecía el fantasma del veto y garantizaba su apoyo al pacto del brexit. En este contexto se felicitó por haber logrado un «triple blindaje» que permitirá afrontar de ahora en adelante con el Reino Unido las negociaciones sobre Gibraltar en condiciones totalmente distintas a las existentes hasta ahora.

La traducción práctica de esto es, a su juicio, que cuando el brexit sea ya una realidad, el futuro político, jurídico y territorial gibraltareño tendrán que pasar sí o sí por el beneplácito español. Y todo esto con la UE como «guardiana» de lo acordado bajo tres cerrojos distintos.

LAS GARANTÍAS ARRANCADAS

Sánchez especificó que ese triple acuerdo consiste, en primer lugar, en una declaración conjunta de la Comisión y el Consejo europeo que descartan que el polémico artículo 184 del acuerdo con el Reino Unido, que versa sobre la relación futura entre los europeos y los británicos una vez sea firme el divorcio político, sea aplicable al ámbito territorial. O sea, que se interpreta oficialmente dicho articulo, pero no se toca. El contenido de esa nueva declaración conjunta ha sido reconocida por escrito por el gobierno británico, lo que supondría el segundo de los puntos de blindaje, al que el Estado español otorga un valor «trascendental». Y el tercero es una carta firmada por los presidentes de la Comisión y del Consejo de la UE en la que dejan constancia de que se acepta y ratifican todas y cada una de las exigencias españolas en esta complicada negociación.

Según Sánchez, eso significa que el gobierno español negociará directamente con el británico sobre Gibraltar, pero además después de que se haya puesto en negro sobre blanco «la obligación de respetar la integridad territorial de los Estados».

DISTINTAS VERSIONES

El presidente español estaba muy satisfecho del acuerdo arrancado a la UE a última hora, recalcando que es mucho más que lo establecido en anteriores etapas. Los populares rechazan esta tesis y acusan a Sánchez de haber malogrado una gran oportunidad que el Ejecutivo de Mariano Rajoy había dejado «encarrilada». Por boca de Casado, el PP criticó un pacto que, a su entender, es una cesión ante Gran Bretaña en toda regla. «El artículo 184 no ha sido modificado, por tanto, de nada sirven cartas del presidente del Consejo y de la Comisión; de nada sirven cartas del embajador en Bruselas del Reino Unido. Esas cartas no son jurídicamente vinculantes y, por tanto, en un futuro España no ganará legislativamente en los tribunales cualquier decisión que el Reino Unido tome a este respecto», advirtió.

«Señor Sánchez, así no. Este acuerdo, no. Usted ha demostrado que es capaz de ceder lo que haga falta con tal de estar un día más en la Moncloa. España no merece un presidente como Pedro Sánchez. Que convoque elecciones ya y deje de humillar a España en el entorno internacional», añadió Casado. Por su lado, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, dice que apoyará a Sánchez siempre que la letra pequeña del acuerdo sirva para defender a los trabajadores del Campo de Gibraltar. El presidente irá el 12 de diciembre al Congreso para explicar el pacto.