La UE ya tiene su primera Constitución. Después de largas y complejas negociaciones, los jefes de Estado y de Gobierno de los 25 estados miembros alcanzaron anoche un acuerdo sobre el texto del nuevo Tratado Constitucional. La reforma institucional consensuada es un complejo equilibrio de poder entre países grandes y pequeños, a costa de reducir la eficacia del mecanismo de toma de decisiones. El éxito de la cumbre en Bruselas se vio empañado, sin embargo, por la incapacidad de los líderes para pactar el nuevo presidente de la Comisión Europea.

La Constitución aprobada se queda por debajo de las ambiciones del proyecto europeísta elaborado por la Convención, pero representa un paso adelante de especial importancia tras el desencanto mostrado por los ciudadanos en las elecciones del pasado fin de semana. "Es una gran momento para Europa", destacó el primer ministro irlandés y presidente semestral de la UE, Bertie Ahern. Ahora queda la tarea de lograr que sea ratificada por todos los países, incluidos aquellos con población euroescéptica, como Gran Bretaña.

FORCEJEO CON LOS PEQUEÑOS La rebelión de 13 países pequeños y medianos (Austria, Finlandia, Portugal, Grecia, Hungría, República Checa, Eslovenia, Eslovaquia, Estonia, Lituania, Letonia, Chipre y Malta) contra la propuesta de reforma retrasó el acuerdo hasta entrada la noche.

El pacto establece que el sistema de decisión del Consejo de Ministros de la UE se basará, a partir del 1 de noviembre del 2009, en la doble mayoría (estados y población), en lugar del complejo reparto de votos por países pactado en Niza y que entrará en vigor el próximo 1 de noviembre.

Las decisiones por mayoría cualificada requerirán el voto favorable del 55% de los estados y 15 como mínimo, que sumen al menos el 65% de la población de la UE. Para evitar que los países más poblados (Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña) tengan un poder desmedido de bloqueo, se establece que para poder bloquear una decisión serán necesario un mínimo de cuatro países.

La incorporación del requisito de sumar 15 estados para poder adoptar una decisión fue una concesión a los líderes de los países pequeños y medianos, que podrán regresar a casa con la victoria formal de haber subido el mínimo de estados necesarios al 60% del total en la actual UE de 25 miembros. No obstante, cuando el nuevo mecanismo de votación entre en vigor en el 2009, el número de estados será de 28, tras la prevista adhesión de Bulgaria, Rumanía y Croacia. Entonces el 55% de los estados será una cifra superior a 15.

Para contentar a Polonia, el acuerdo incluye el compromiso de que si un grupo de países no logra una minoría de bloqueo porque le falta un 25% de población o de estados, el Consejo de Ministros intentará "encontrar una solución satisfactoria". Esta cláusula estará en vigor hasta el 2014, pero podría ser prorrogada.

La fórmula pactada (55%-65%) recorta el poder de los grandes países respecto a la propuesta inicial del borrador de Constitución (50%-60%) e incrementa el poder de los pequeños, ya que exigirá un país adicional para formar las mayorías. La fórmula de compromiso, por el mismo motivo, es menos eficaz y hará más difícil lograr las mayorías.

REPRESENTACION Para evitar que la Comisión Europea se transforme, con la ampliación, en un organismo mastodóntico e ineficaz, a partir del 2014 el número de integrantes del Ejecutivo comunitario se limitará a dos tercios de los estados miembros. Mediante un sistema rotatorio de estricta igualdad, cada país tendrá su representante en dos de cada tres mandatos de la Comisión Europea.

El Parlamento aumentará en el 2009 sus escaños hasta 750 (18 más que ahora) para corregir la infrarrepresentación otorgada a España, Polonia y otros países en Niza. El número mínimo de diputados por país es de seis, y el máximo, de 96.

La Constitución no incluye ninguna mención a Dios ni a las raíces cristianas de Europa, pese a los esfuerzos de Polonia. El primer ministro polaco, Marek Belka, llegó incluso a bloquear anoche el acuerdo durante 10 minutos en un último esfuerzo para incluir esa mención.