El Reino Unido vuelve a tener una pata fuera de la Unión Europea. Tras varios días de intensas y complicadas negociaciones, la Unión Europea y el Gobierno que lidera el británico Boris Johnson, cerraron ayer un acuerdo sobre la salida, que se producirá el próximo 31 de octubre si no hay retrasos de última hora.

«Cuando hay voluntad, hay acuerdo. Tenemos un acuerdo que es justo y equilibrado para la UE y el Reino Unido. Es una evidencia de nuestro compromiso para encontrar soluciones», anunció el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, poco antes de encontrarse cara a cara con un Johnson satisfecho con el resultado. «Excelente acuerdo al límite. Creo que este acuerdo es bueno para ambos, razonable, un justo resultado y refleja el mucho trabajo que ha requerido por ambas partes. Es un acuerdo que permite un brexit que cumple nuestros objetivos», dijo el premier británico poco antes del inicio de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, que avaló el acuerdo político contra reloj.

La siguiente etapa ahora será conseguir la ratificación del Parlamento británico durante la sesión extraordinaria que tendrá lugar mañana y que mantiene abiertas muchas incógnitas. Los norirlandeses del Partido Unionista del Ulster (DUP) aseguran que, para ellos, el acuerdo no es válido. La aceptación de Westminster, que ha rechazado hasta en tres ocasiones el texto negociado por la exprimera ministra Theresa May, es clave para completar el proceso y que el Parlamento Europeo pueda ratificar el pacto y concluir a tiempo sin una nueva prórroga.

Negativa del DUP

Pese la negativa del DUP, el negociador jefe europeo, Michel Barnier, se ha mostrado confiado en que Johnson logrará encontrar los apoyos suficientes durante las próximas horas para sacar un acuerdo adelante. “Cuando el primer ministro británico le ha dicho a Juncker que está en medida de aprobar el acuerdo que hemos cerrado -durante una conversación telefónica a la que ha asistido Barnier- tiene confianza en su capacidad de convencer a una mayoría en la cámara de los comunes. Nos ha dicho que confía en que tiene capacidad de obtener el voto”, ha explicado durante una rueda de prensa en la que expuesto las grandes líneas del acuerdo cuyo texto jurídico, además de la nueva declaración política sobre la futura relación, ya ha sido trasladado a los 27 Estados miembros para su examen y análisis.

Si Westminster avala el texto el sábado los embajadores de los 27 podrían reunirse de nuevo este domingo para lanzar el procedimiento de aprobación en la UE, de forma que la Eurocámara pueda pronunciarse en la sesión plenaria de la próxima semana. Aunque el pacto ha sido in extremis los diplomáticos europeos confían en que todavía hay tiempo suficiente para completar el proceso a tiempo. La misma sensación que ha trasladado Michel Barnier ya que gran parte del acuerdo, incluidos los derechos de los ciudadanos, la factura del brexit o el período transitorio hasta finales de 2020, es el mismo que el aprobado el año pasado y las reuniones con los embajadores, según ha explicado, han sido constantes y regulares.

Lo único que ha cambiado es el protocolo para Irlanda y el mecanismo para evitar el regreso de una frontera dura a la isla de Irlanda, el principal escollo de las negociaciones en los últimos tres años y también en los últimos días. Cuadrar el círculo, según ha admitido Barnier, no ha sido fácil. “Teníamos que reconciliar dos objetivos: incluir una solución legalmente operativa en el acuerdo que evitara una frontera dura y que protegiera el mercado interior. Y, en segundo lugar, que Irlanda del nortesiguiera en el territorio aduanero del Reino Unido. Las discusiones en los últimos días han sido difíciles pero hemos cumplido y lo hemos hecho juntos”, ha destacado el político francés.