Por primera vez en dos años de mandato, el presidente colombiano, Alvaro Uribe, ha ofrecido a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) un canje de prisioneros: en torno a medio centenar de cautivos por cada bando.

Los familiares de los 52 secuestrados que las FARC consideran "canjeables" recibieron ayer con optimismo la propuesta de Uribe de dejar salir de la cárcel "a 50 guerrilleros procesados o condenados por rebelión" a cambio de la liberación de sus seres queridos. Los liberados podrán salir del país o acogerse al programa de reinserción del Gobierno.

OBSTACULOS El problema es que la oferta del Gobierno deja fuera a los guerrilleros de más alto rango, acusados de delitos como terrorismo, secuestro, homicidio y narcotráfico. Es el caso de Ricardo Palmera, alias Simón Trinidad, el comandante de mayor rango en prisión. Además, los analistas creen que el intercambio puede verse obstaculizado por la decisión del Ejecutivo de hacer pública la propuesta.

Astrid Betancourt, hermana de la secuestrada excandidata presidencial Ingrid Betancourt, considera que la propuesta de Uribe es "para iniciar la negociación", y que si las FARC hacen la misma lectura es posible que presenten una contrapropuesta alejada de la oferta original, atrasando el canje durante meses.

SIN RESPUESTA En ese marco, es muy significativo que el grupo guerrillero no haya respondido a la propuesta que Uribe le hizo el 23 de julio. Eso significa que "el balón está en el terreno de las FARC", según la diputada Ruby Jaramillo.

Una posible respuesta positiva comenzó a desvanecerse tras los comentarios de José María Ramírez, corresponsal en Madrid de la agencia de noticias de las FARC, que calificó de "mezquina" y alejada de la paz la oferta de intercambio humanitario presentada por Uribe.