Durante décadas ha sido del dominio público. Desde el miércoles es oficial. EEUU propició el golpe militar de Augusto Pinochet en Chile que en 1973 puso fin a la presidencia democrática de Salvador Allende. Y no hay posibilidad de poner en duda uno de los más flagrantes casos de intervencionismo de Washington en Latinoamérica: se lo dijo personalmente al entonces presidente de EEUU, Richard Nixon, su asesor de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, cuyas conversaciones telefónicas entre 1969 y 1974 se han desclasificado.

Entre las 20.000 páginas de transcripciones de esas conversaciones hechas públicas por el Archivo de Seguridad Nacional se incluye la que mantuvieron Kissinger y Nixon el 16 de septiembre de 1973, cinco días después del golpe. "No se ve nuestra mano", dijo el presidente, según Reuters. "Nosotros no lo hicimos. Quiero decir, los ayudamos", siguió Kissinger, agregando que una persona o institución (cuyo nombre está borrado de las transcripciones) "creó las mejores condiciones posibles" para el golpe. En el Senado en 1973 y 1974, Kissinger siguió negando cualquier intervención, como hizo también en sus memorias.

Las conversaciones, sin embargo, no dejan lugar a dudas ni sobre el papel de Nixon (obligado a dimitir un año después por el escándalo Watergate) ni sobre su posición ante el golpe. "Los diarios están quejándose porque un Gobierno procomunista ha sido derrocado --dice Kissinger--. En vez de celebrarlo. En tiempos de Eisenhower habríamos sido héroes". Nixon le tranquiliza: "La gente no se tragará la mierda de los liberales en este caso. Sabe que fue un Gobierno profundamente antinorteamericano".

La transcripción incluye una descripción de los problemas de Nixon con el alcohol.