Ha venido a dar un campus este dios del zaragocismo, el hombre que marcó el gol más importante de la historia del club. Cuando habla Yiyi de aquel equipo del 95, de la Recopa, de la gente que lo para por la calle, aún le brillan los ojos.

—Va y vuelve a Zaragoza cada poco tiempo. ¿Dónde para Nayim?

—Vivo en Ceuta. Soy asesor de deportes de la Ciudad Autónoma con Juan Vivas, presidente y amigo, y estoy ayudando al equipo de mi ciudad en todo lo que puedo. Está en Tercera y queremos ascender.

—Nació en Ceuta, creció en Barcelona y pasó por Londres, pero aquí todo el mundo lo considera un maño más.

—Sí, sin duda. Me considero zaragozano y zaragocista. Aquí sentí el cariño de la gente desde el primer momento. Se hace camino al andar y eso es lo que hicimos todo ese grupo, no solo Nayim. Ese grupo es muy querido en el club y en la ciudad por todo eso que dio, sobre todo por la forma en la que lo logró.

—Tiene un reconocimiento bestial en Zaragoza. ¿Le siguen parando tanto como hace veinte años?

—Igual, igual. La gente me reconoce y no deja de ser una alegría. Pero me paran con todo el cariño del mundo, ya sea para un autógrafo, para hacerse una foto o para contarme una anécdota.

—Todo el mundo tendrá una anécdota que contar de aquel 10 de mayo del 95...

—Sí, sí. La gente se acuerda exactamente de lo que estaba haciendo en ese momento. Hay muchas anécdotas. Uno se perdió el gol porque fue a hacerse un sandwich para comérselo durante los penaltis; otro se iba corriendo a casa de la abuela para ver los penaltis con ella y a mitad de camino oyó a la ciudad entera cantar el gol... Muchas, muchísimas anécdotas.

—¿Qué es lo más bonito que le dicen?

—No sé. La gente, sobre todo, me da las gracias. Y yo digo: ‘¿pero cómo me van a dar las gracias si ese era mi trabajo?’. Ahí te das cuenta de lo necesitada que está la gente de momentos como aquellos.

—¿Cómo convive con el mito Nayim cuando viene a Zaragoza?

—Hay un acercamiento muy respetuoso conmigo. La gente no es pesada, de verdad. Y es bonito ver que la afición aún se acuerda de ti después de tantos años.

—Hay gente a la que le gustaría que Nayim estuviera en el Zaragoza...

—Si puedo ser útil, aquí estoy, abierto para cualquier cosa. Lo más importante es que el club vuelva a ser lo que era.

—O simplemente en Zaragoza.

—Los chicos se me van haciendo mayores y obviamente en Zaragoza hay más oportunidades que en Ceuta. Los dos mayores ya vienen aquí a vivir y a labrarse su futuro. Yo volveré a Ceuta de momento. Va a depender de si tengo algo en Zaragoza. Si tengo algo, venimos toda la familia.

—Hablaba antes de la felicidad de aquella época. ¿Se imagina ahora un ascenso?

—Las celebraciones que hemos visto estos días serán una broma comparadas con lo que pase aquí. Yo he visto a una región entera movilizada, a toda una ciudad entregada. Hay que intentar entre todos que eso vuelva.

—Hay niños que ya dudan de ver algún día a su equipo en Primera.

—No lo han visto y por eso les cuesta creerlo, pero les digo una cosa: seguro que verán al Zaragoza en Primera División.