Escritor, entrenador de la selección de rugby, coleccionista de vinilos... De este cóctel de pasiones han salido cinco libros. Ha vuelto a la novela negra con ‘Ring of fire’, una historia ambientada en el casco histórico de la Margen Izquierda de Zaragoza.

Es usted un personaje tan poliédrico que no sabía por donde empezar hasta que alguien me dijo que el rugby es un deporte que, como el boxeo, genera literatura.

En mi caso, el rugby está muy relacionado con los viajes. Y las reseñas de viajes fue la forma en la que yo me inicié en el mundo de la literatura, aunque luego haya hecho otras cosas. Lo que sí es cierto es que el rugby es un deporte de gente muy particular, donde se forma una gran familia...

Usted, ¿cómo se define?

Además de escribir, a mí lo que me gustaría ser es un viajero empedernido, sin billete de vuelta. Disfruto mucho viajando y lo he hecho de todas las formas posibles.

En su último y recién estrenado libro por donde viaja es por Zaragoza... ‘Ring of fire’ vuelve a sus calles.

El libro tiene un mes de vida. Esta vez, el escenario es el casco antiguo de la Margen Izquierda de Zaragoza. Como las calles Horno y el callejón del tío Lucas, que es la única calle cubierta de la ciudad y que históricamente tiene su importancia. Ring of fire tiene hasta una parte de novela romántica, Y el título es un homenaje a Johnny Cash, que es uno de mis cantantes favoritos, y al llamado country out of law.

Todas sus novelas tienen relación con la música de una manera un otra...

Whacha, los güeros fue una mezcla road movie y novela... ¿Road novel? En la trama recorrí un un territorio que me encanta por la música y que conozco, que es la frontera entre Estados Unidos y México. Después, en las cinco tramas de mi segunda novela, Estúpidos y felices, tenía tangos y corridos mexicanos. La música en la piel es un viaje y un libro de viajes por la Ruta 61, de Chicago a Nueva Orleáns, y por los sonidos que allí encontré. Y El asesino del vinilo, un homenaje a los grupos y bares de la Zaragoza de los ochenta.

En ese libro, como en el último, abandonó los viajes para volver a Zaragoza.

Siempre me gusta utilizar en mis novelas lugares que he pisado de verdad. Tenía cierto remordimiento, porque en realidad yo soy un fanático de Zaragoza como escenario de cine o literario. Y así fue como nació El asesino del vinilo. Allí mezclé mi pasió por la novela negra y por los asesinos en serie, con locales nocturnos y de música en vivo que han sido parte de mi vida. Parte del libro era flashbacks a bares de los ochenta: la En Bruto, La Metro, Interferencias, Paradise.., Fue un homenaje a mi juventud, donde también aparecían grupos de la época que para mí fueron míticos. De hecho, con la excusa de la presentación de novela hablé con Cuti y volví a reunir a los Dinamos. Fue casi más complicado que reunir a los Beatles. A raíz de eso, volvieron a dar un concierto y grabar un disco en La Casa del Loco.

Sus presentaciones deben ser divertidas. Pero, esta vez, en plena pandemia...

Hicimos una presentación en enero en La Malteadora y el libro está teniendo mucha aceptación. Pero claro que está pendiente una presentación con música. Todo ha sido diferente en este libro, aunque la pandemia me vino bien para acabarlo y tenía varias editoriales interesadas. Al final, seguí con Javier Cinca Monterde, de la editorial STI. Porque soy un romántico.

Un romántico que escribe y es entrenador de rugby... ¿Cómo se enamoró de este deporte?

Fue casualidad. Hacía montañismo, tuve una lesión, quería volver a hacer deporte y un amigo me habló del rugby. Y caí rendido a sus pies. Estuve jugando muchos años y, después, comencé a llevar categorías inferiores, estuve de director técnico en el club Fénix, en el que sigo, en la Federación Aragonesa... Y también lo soy de la Academia de Jugadores y entrenador de la selección sub-17 de la federación española.

Me sorprendió ver las cifras del Fénix y su historia, que nació en los ochenta... ¿Hay mucha afición en Zaragoza?

En España, hay unos 300 clubes y mucha afición. Nuestro club es un referente y no solo en Aragón. El año pasado terminamos con casi 400 licencias y 40 entrenadores, Tenemos un primer equipo en División de Plata que ha jugado tres años la fase de ascenso. Estamos entre los 20 o 25 mejores tanto a nivel deportivo, económico, de infraestructura...

Este año se han quedado sin Torneo Cesaraugusta Sub12...

Es cierto. Él ultimo fue el 9 de marzo del 2020. ¡Fíjate! Vinieron equipos de Francia, de toda España y de países como Rumanía y un total de 500 jugadores.

¿Es un deporte tan noble como se dice?

Siempre hay un respeto. Con tus compañeros, con el rival y con el árbitro. Vetamos cualquier actitud que no se corresponda con esto. Se dice que el rugby es un deporte de villanos, jugado por caballeros.