La artista, con más de 30 años de larga trayectoria en la música, encara los últimos conciertos de la gira de Un hombre rubio con la que recala en Las Armas el viernes. Un disco que ha marcado un antes y un después en su carrera.

—Llega la despedida de su último disco, Un hombre rubio

—Ha sido un disco que me ha traído muchas alegrías. Cuando grabas un disco lo haces siempre con la misma entrega y con la misma fe y nunca tienes idea de lo que va a ocurrir. Este disco, es verdad, ha llegado especialmente, pero creo que también tiene que ver con el tema de que trataba de que hubiera ese diálogo intergeneracional. Sobre todo, la canción sobre mi padre, el Romance de la plata creo que ha sido muy importante en esto porque tocaba un tema que era material sensible, el de los padres herméticos, poco comunicativos o ausentes. Mucha gente se ha visto reflejada.

—¿Necesitaba pergeñar este disco?

—Yo nunca hubiera pensando que fuera a escribir sobre eso y, de hecho, el tema surgió cuando hice una canción para Rocío Márquez al contarle mi relación con el flamenco. Porque vi que tenía que ver con la relación que tenía con mi padre porque le gustaba muchísimo el flamenco. Pero insisto, no me di cuenta mientras la estaba haciendo que esta canción tocaba una cuestión tan sensible para tanta gente.

—Apostó por un título provocativo...

—Es un juego. Se hablaba mucho sobre el lenguaje inclusivo y la cuestión es que si el masculino incluye el femenino también lo debería ser en singular. Es decir, que si yo escribo una canción donde digo estoy sola solamente las mujeres se pueden identificar conmigo pero si digo estoy solo los hombres también con lo cual lo correcto en muchos casos sería que se hablara de las mujeres en masculino, cosa que no se hace.

—Es una mujer con una larga trayectoria en la música, ¿ha evolucionado la situación de la mujer en el sector?

—Cuando en los 90 me definía como feminista la gente me miraba como si eso fuera algo trasnochado. Esta nueva ola feminista ha sido desde luego muy importante porque ha puesto sobre la mesa la cuestión de que la igualdad legal no ha traído la igualdad real. Siempre ha habido una falta de representación femenina muy grande en los escenarios y la gente lo había asumido como algo natural. Y evidentemente el talento está repartido por igual en todas las razas y los sexos.

—¿Cómo ve que haya un tipo de música ahora que parece que esté desplazando a la comprometica?

—No hay que tomarse las letras de las canciones de una manera textual. Si te refieres al trap… creo que las canciones hablan normalmente de lo que no se tiene. En los países pobres la música es muy alegre, en los ricos sin embargo se habla de cosas existenciales. Por esa regla de tres, el trap habla mucho de dinero porque es música hecha en una situación de crisis económica. No pensarían tanto en el dinero si hubiera cierta seguridad y estabilidad laboral en esa generación.

—¿Cómo será el concierto de Zaragoza?

—Tocaremos el disco entero. Para ello, llevo un músico más, Irene Novoa, tocando teclados y haciendo coros para poder tocarlo tal cual es.