El afamado cocinero Ferrán Adriá ha pasado por Zaragoza de la mano de Telefónica para mostrar a más de 250 pymes aragonesas las ventajas de la digitalización empresarial. En el evento, titulado ‘Inicia el cambio con Ferran Adriá’, han colaborado Cisco, Ibercaja, el Instituto Aragonés de Fomento y la Asociación de Empresas Familiares de Aragón.

—¿De qué depende hoy en día el éxito empresarial?

—De muchos factores. No hay una varita mágica, aunque simplificando sería tener una muy buena idea, y de calidad, gestionarla bien y adaptarse a los cambios. La gente tiene que comprender que los negocios son complejos y que son para ganar dinero. Ver al pequeño empresario como alguien raro porque quiere ganar dinero, eso es una gran equivocación. Hay que cambiar el paradigma de la visión del autónomo, microempresa y pymes. A veces parece que queda mal decir ‘yo gano dinero’, claro, para eso trabajo.

—Su charla se ha centrado en las ventajas de la digitalización para pymes.

—Soy embajador de Telefónica desde hace 10 años y este es un proyecto nuevo que responde al cambio evolutivo que están viviendo las empresas, que tienen que vender sus productos o servicios ligados al ‘mercado del conocimiento’. Telefónica ayuda a las pymes a resolver estas necesidades mediante una propuesta integral de herramientas a través de Telefónica Cloud o lo nube. Y depende de cada empresa le harán falta unas u otras.

— ¿La edad es un hándicap para la digitalización empresarial?

—Yo tengo 57 años. Y sigo innovando como lo hace Arzak a sus 77 años. Pero hay cosas que ya no quiero aprender. No hablo inglés. Y cuando fui a Harvard a dar clases quise estudiarlo, pero me dijeron: ‘Aquí hay traductores, dedique su tiempo a lo que nos pueda aportar’.

—¿Y eso en España también pasaría?

—No estamos tan mal a nivel mundial a nivel de innovación y gestión. Somos las 12-14 potencia mundial. Y hoy, a diferencia de hace años, hay una gran inquietud. Esto de que las grandes empresas entiendan que tienen que participar en ayudar a la transformación digital de las pymes es nuevo y pionero. Por otro lado, en los últimos tres años habré dado unas 400 conferencias y las salas se llenan. Hay muchas cosas que están cambiando en las empresas, como que ya no vale el dinero b o una concienciación mayor de que hay que gestionar bien.

—Y, ¿dónde están la sensibilidad o los sentimientos?

—A ver, a ver, no seamos populistas, en el sentido de que una empresa es una empresa y tú vas a trabajar y lo que tienes que ser es profesional. Yo creo que la palabra es respeto. Lo que yo no aguanto es que la gente no tenga respeto. A partir de aquí, que alguien me caiga bien o no.... Lo que tampoco aguanto son los sueldos de 800 euros. Menos de 1.500 euros al mes no es un sueldo digno. Yo procuro aplicarlo en la fundación.

—¿En qué momento se encuentra la Bullifoundation?

—En enero, ya acabadas las obras, empezaremos la actividad en el Bulli1846. Hay una cosa rara que cuesta entender, y es que tendremos dos años de preapertura, porque queremos aprender. Por ejemplo, ayer llovió torrencialmente. Cuando era un restaurante sabíamos los mecanismos ante esa situación, pero ahora que será un centro donde vamos a experimentar, ¿qué pasa si llueve y viene alguien a vernos? Necesitamos aprender.

--¿Cómo va la enciclopedia que tiene entre manos?

--La Bullipedia tendrá 35 volúmenes en total, cada uno de unas 600 páginas, y los once primeros estarán listos el próximo mes de diciembre. Es un proyecto faraónico y apasionante de restauración gastronómica, que después lo llevaremos ‘on line’. Además, el 6 de noviembre tenemos una reunión con la alcaldesa de Hospitalet para tratar sobre el archivo de La Bulligrafía. Me gustaría que estuviera en mi ciudad y si no en Barcelona. Y está Sapiens, que es la metodología para comprender todo el proyecto de la fundación.

--¿Cómo ve lo que está ocurriendo en Cataluña?

--Como ciudadano, estoy muy triste. Son los políticos los que tienen que arreglar esto. No queda otro remedio. Yo soy cocinero y puedo hablar de innovación y hago lo que puedo para el país. Pero en este asunto son los políticos los que tienen que solucionar el problema. Aunque yo lo englobo en algo mucho más grande, porque hay un cambio brutal en la sociedad global. Ahí está el 'brexit' o lo que está ocurriendo en Latinoamérica. Según mi opinión, hay demasiada gente que no se dedica profesionalmente a esto que está dando lecciones de cómo hay que hacer las cosas.