La cantante y directora de coros francesa impartió un taller de canto coral en Zaragoza organizado por el Grupo Coral del Lycée Français Molière. Cuenta, entre otras muchas condecoraciones, con la Legión de Honor de su país.

—Como directora, ¿qué considera que es lo más importante del canto coral?

—Estar, comunicar y vivir juntos algo, poner individualidades una al lado de otra para crear realmente un color más bonito. Que esas individualidades se sientan arrastradas por la música. Si cantan cuatro o cinco personas, me dirijo a cada una de ellas individualmente pero parahacer algo en conjunto, todos unidos.

—¿La buena voz se hace o se nace con ella?

—La voz es un instrumento por lo que se puede trabajar. En el coro que dirigía, una escolanía de niños de 10 años, durante el reclutamiento de cada año no se veían buenas voces, mi trabajo era formarlas. Creo que en España hay más talento natural que en Francia, he escuchado niños que nunca se han formado y sin embargo ya tenían buenas voces… Durante los 32 años que he dirigido el coro, solo he visto dos voces que nada más llegar dices ‘es gente con talento’. Lo demás es trabajo y trabajo todos los días.

—¿Cómo consigue hacer todo bien? Dirige, tiene más de 30 discos...

—(Risas) Se hace lo que se puede. Creo en mí misma y le pongo mucha pasión. En realidad no puedo hacer más que eso, cantar porque no sé hacer otra cosa. Un día me dijeron, ‘¿por qué no te pones a dirigir?’. Me puse y me gustó así que ha sido la fuerza del destino la que me ha traído hasta aquí.

-¿Cuál es la mayor satisfacción en su carrera?

-Combatir el miedo escénico. Me gusta mucho cantar pero cuando dirijo me pongo muy nerviosa, en el primer acorde del concierto me tengo que agarrar la mano porque me tiembla pero luego ya me dejo llevar.

-¿Todavía le pasa hoy?

-(Sonríe) Sí, sí... después de centenares de conciertos me sigue pasando. En realidad, lo veo como un intercambio con la gente porque en mi espalda siento mucho la fuerza del público que me ayuda. Se trata de vivir algo de forma conjunta y compartirlo con todo el mundo.

-¿Qué le supuso la Legión de Honor?

-Cuando recibí la Legión de Honor, que es lo más alto que se puede tener, estaba orgullosa porque en Francia el canto coral no está muy reconocido y además siendo una mujer y directora. Estaba muy contenta por el canto coral, no por mí. De hecho, cuando recibí la medalla, invité a muchos directores de coro para compartirlo porque yo, en ese momento, era un símbolo del canto coral.

-En España hay un problema de renovación generacional en los coros, ¿ocurre también en Francia?

-En países como Hungría tienen coros con generaciones muy mezcladas porque en la escuela está muy trabajado y hay un repertorio importante. El Ministerio de Cultura francés decretó que en cada colegio tiene que haber un coro pero eso no funciona porque los propios profesores no tienen formación. Por eso creé la escolanía de niños. Ahora he creado un coro de adultos de hombres y hay de todas las edades. Y es una riqueza cantar con todas las generaciones.