Empezó cosiendo con 15 años junto a su padre y ha quedado sexto en Maestros de la costura, al que se presentaron 12.000 candidatos y donde le han alabado por su confección. Está en paro y busca un empleo «de lo que sea".

—Ya hay ganadora de la segunda edición de Maestros de la costura

—Sin ánimo de desmerecer a otros, Rosa me parece la ganadora más justa y correcta. Se lo merece. Con todo lo que ha pasado en su vida, el cáncer y la obra social que tiene me parece muy bien.

—¿Cómo fue su paso por el programa?

—Al cásting nos presentamos 12.000 personas y fuimos elegidos solo doce. ¡Pensar que fue mi mujer la que me apuntó! Ha sido una experiencia inolvidable. Y me quedo con haber conocido a grandes maestros como Caprile, María Escoté y Palomo, y con la profesionalidad de Raquel Sánchez Silva. Ha sido todo un lujazo aprender con ellos y con los diseñadores que han ido pasando.

—No solo ha quedado sexto, sino que Juan Avellaneda le ha ofrecido unas prácticas en su taller.

—Desde aquí, agracederle esa oportunidad que me va a dar. Fue una sorpresa muy grata saber que estaba tan contento con mi trabajo. Me contaron que en la masterclass que nos dio, se quedó un tanto alucinado de lo que sabía hacer. Imagino que por ahí irán los tiros.

—¿Con qué ‘profesor’ se queda?

—Respeto a los tres, pero Caprile era el que más me imponía. Creo que porque es el más parecido a mi estilo.

—¿Qué sintió cuando le echaron?

—Dolor, porque estoy convencido de que podía haber llegado a las finales. Y alivio porque podía estar con mi familia.

—En las redes hablaron de tongo.

—Hablaron de que mi salida fue injusta porque había quien tendría que haber salido antes que yo. Pero es un concurso y tiene sus normas y reglas.

—El jurado le pedía más imaginación y le tachaba de conservador.

—Yo vengo del mundo del cuero, no del textil. Nunca había tenido contacto con tocados o camisones. Respecto a la imaginación, quizás tuve demasiada de joven, lo que me hizo sentir un tanto solo por no ir vestido como los demás. Ahora me gustaría volver a este mundo.

—Está la Fashion Week de Zaragoza...

—Sí. Voy a seguir aprendiendo, porque el mundo de la moda es muy amplio y hace tiempo que desconecté.

—Zaragoza contaba con muchos talleres de confección hace décadas...

—Y se perdieron porque la mano de obra era más barata en otros sitios. Ahora, en cambio, hay pocas personas que sepan coser. La moda se centra en dibujar y ser creativo para que otro confeccione.

—¿Qué proyectos tiene?

—A mis 44 años estoy en el paro. Con mi padre trabajé cosiendo en un taller, pero con la crisis acabé descargando camiones por la noche o recaudando máquinas deportivas. Cuando entré al programa se me acababa un contrato de carretillero. Mi gran ilusión sería tener un rincón con mis máquinas y coser, incluso a medida. Mis pantalones me los hago yo. Y he confeccionado una americana que la subastaré por internet para invertir el dinero en más telas y empezar así poquito a poco.