Investigadora sénior del IACS y el IIS Aragón, trabaja en el laboratorio de diagnóstico avanzado del Hospital Clínico, donde está dedicada al estudio del tratamiento del cáncer y su diagnóstico temprano.

—Se licenció en Farmacia, pero siempre ha tenido talante investigador.

—Sí. La farmacia también me gusta, pero desde siempre me llamó mucho la atención la investigación y he tenido la suerte de dedicarme a lo que me gusta.

—¿Es vocacional entonces?

—Yo tenía una curiosidad por el mundo de la ciencia y en mi caso lo que hice fue conocerlo justo después de acabar la carrera a través de una beca. Luego llegó el doctorado y lo demás. No me di cuenta, me fui metiendo poco a poco.

—Se habla a menudo de los escasos fondos que hay para la investigación.

—A mí no me gusta quejarme porque siempre parece que estamos reivindicando los fondos que no tenemos. Me parece que nuestra labor está más en divulgar la importancia que tiene la investigación, de tal manera que sea la población la que demande que tenga que ser así. Todo el mundo tiene claro que se debe gastar en determinadas cosas, entre ellas la investigación, pero creo que aún puede calar más. Claro que podría estar mejor, pero tampoco es cuestión de estar quejándose todo el día. Hacemos lo que podemos con lo que tenemos.

—¿Es inevitable compararse con otros?

—Claro. En la relación entre dinero y rendimiento, creo que los fondos que tenemos los utilizamos bien. Obtenemos buenos resultados que se publican en revistas de repercusión internacional.

—¿Cómo va su proyecto para detectar el cáncer de colon con una gota de sangre?

—Ya hemos recogido resultados de 500 pacientes. Se trata de detectar el cáncer a través de una técnica rápida y sencilla. No solo la detección precoz, sino también el seguimiento y la monitorización. Acabamos de publicar un artículo en la revista Cancers en la que mostramos resultados en cáncer de pulmón. Anteriormente lo hicimos en melanoma y cáncer gástrico.

—¿Hasta dónde puede llegar la investigación del cáncer?

—Todas las investigaciones nos permiten tener nuevas herramientas diagnósticas y terapéuticas. Conviviremos con el cáncer, pero se pretende que al final sea una enfermedad cronificada como otras. La tendencia actual es hacer terapias mucho más personalizadas. Hay tantos tipos de cáncer como personas con cáncer.

—¿Ha cambiado el tratamiento?

—Claro. Ahora hay tratamientos muy específicos que antes ni soñábamos que permiten que el cáncer tenga un pronóstico mucho mejor. La situación es mejor que hace 20 años y seguimos avanzando.

—¿Se marca algún reto?

—Ahora hemos revalidado una patente de un compuesto que tiene muy buenas perspectivas en el tratamiento del cáncer de páncreas. No te planteas los retos, pero si los tienes en el horizonte, ineludiblemente vas hacia ello. Este es un compuesto muy prometedor que hemos comprobado que funciona en ratones. Ahora deseamos que una farmacéutica lo comercialice.

-También gusta ver los resultados...

-Claro. Sobre todo quieres que lo que haces revierta para bien en la sociedad.