El carnaval ha sido siempre una celebración muy apreciada en la comarca, teniendo en Gelsa una especial importancia, tal y como relata Julio Avellaned, vecino de este pueblo, en el texto "El Carnaval en Gelsa" que ilustra el programa de actos que la Comisión de Cultura preparó para la celebración de este año: "de baúles y arcas viejas se sacaban las cosas más raras que podía imaginarse para ponérselas en los días de carnaval; la chaqueta riñonera, el calzón, las enaguas, la capa, el pañuelo negro de la cabeza, el sombrero del pastor, las pieles curtidas de las cabras cualquier cosa era buena en estos días de jolgorio" .

Asimismo los vecinos de más edad recuerdan como, durante el franquismo, esta fiesta estuvo prohibida, y sin embargo, a despecho de las medidas oficiales y de la amenaza del pecado que desde el púlpito predicaba el sacerdote de la época, los vecinos de Gelsa siguieron celebrando su carnaval. Los mayores se reunían con la excusas de celebrar inocentes meriendas en el transcurso de las cuales se disfrazaban con todo lo imaginable y planeaban bromas y chirigotas, y para los niños se organizaba el denominado "domingo de piñata", que solían terminar arrojando ruidosos tiestos a la puerta de los vecinos.

En los últimos años, una vez que la celebración volvió a estar permitida, los gelsanos se han esforzado por recuperar el auge de esta fiesta. Con este objetivo, este año el completo conjunto de actos programados incluyó, además de las tradicionales charangas de carnaval para mayores y pequeños, una exposición de trajes, disfraces y fotografías ofreció un completo recorrido por el carnaval de otras épocas.