Eran las 21.10 horas del miércoles 29 septiembre. En el cielo había luna llena y a pie de calle hacía una temperatura agradable. Una noche perfecta en la que Alfajarín se disponía a contemplar los fuegos artificiales de fin de fiestas.

Estos fuegos pirotécnicos se instalan habitualmente en el castillo, el lugar más emblemático del municipio, y es todo un espectáculo ver los claroscuros que proyecta el fuego y las luces del monumento. Por eso, desde hace años los vecinos esperan el fin de las fiestas de San Miguel, para ver como toma vida el monumento.

Pero este año ocurrió una cosa que lo hizo diferente. Después de dos o tres minutos de explosiones, saltaron unas chispas que prendieron en los arbustos de la explanada interior del castillo y en las partes bajas del exterior de la muralla. Parecía increíble como se extendía el fuego ante los ojos de los vecinos. Sin embargo, y pese al sobresalto, los más templados se acercaron para intentar sofocar el fuego.

"Ya arriba la imagen casi asustaba", relata un voluntario. "Allí me encontré a Angel Díez (concejal) y a Santos (alcalde) con el camión de la Mancomunidad y una de las mangueras apagando los focos de detrás", prosigue. En aquel momento, según indica el voluntario, llegó Fermín Rújula con dos jóvenes, Ortega y Jesús Esteban, con ramas de olivera y fueron apagando los focos que estaban cerca del artificio sin prender y los que se extendían junto al cortado. El sistema había resultado efectivo, pero no se dejaban de oír voces que llamaban a Aurora Silvera (concejal) que, junto a Tomás Casas, ejercía de bombero.

Nervios y trasiego

"La situación casi estaba controlada cuando vimos caerse a Santos", añade el voluntario. Fueron 20 minutos aproximadamente de trasiego y nerviosismo. Cuando llegaron los bomberos el incendio ya había sido sofocado, y éstos felicitaron a los voluntarios por su buena actuación. Los bomberos volvieron a mojar los lugares incendiados por prevención y esperaron a que finalizase la quema de los fuegos artificiales para regresar a su base. Poco a poco todo volvía a la normalidad y las personas a sus casas, el susto había pasado.

Además del fuego, la fiesta de los zíngaros, el parque infantil y la carrera de los autos-locos fueron otros de los platos fuertes de las fiestas. La citada carrera estuvo organizada por la Peña ´Los Murphis´. En ella se dieron cita vehículos sin motor que tan sólo se movían por la fuerza de la gravedad.

Después de pasar todos el control de calidad, comenzó la carrera que sorprendió a todos gratamente, por su diversidad, tanto de vehículos como de disfraces, ya que hubo desde un Batman hasta la Guardia Civil.