La biblioteca de Zuera ha apostado por el cuento para pequeños y mayores. Todos hemos podido disfrutar de un importante elenco de cuentistas que han hecho una parada para contar sus historias. Después de Oswaldo y Celia Bunilda llegó Nacho para entretener a los más pequeños. Llenó la biblioteca de papagayos, relámpagos y nubes y cuando se marchó como por arte de magia desapareció todo con él. Nos quedamos con los libros y las estanterías de siempre. La calma duró poco porque vino Cristina Verbena a echarle cuento. Tanto cuento echó por su boca, que en algún momento su discurso se hizo música y nos trajo canciones e historias de las gentes del sur. Cristina, actriz, cuentera, cantante y animadora, llegó repleta de historias y las aireó para nosotros. Nos contó y cantó historias que abrían y habitaban espacios, cuentos de personajes con ojos grandes, y reímos y disfrutamos con ella.

Se marchó, pero apareció Norma Merlo. Norma nació en Argentina, pero llegó desde Bolivia (donde vive). Ella viaja con su aguayo que es una simple tela de colores, que las cholitas (mujeres indígenas) doblan de una manera especial y se lo colocan en su espalda para llevar dentro desde su guagua (niño/a) hasta la mercadería que venden en el mercado. Norma, actriz de renombre en Bolivia, trajo un aguayo lleno de muñecos hechos a mano por las mujeres del altiplano. Cada uno era un protagonista de la historia que contaba. Mostrándonos lo que llevaba en su aguayo nos hizo reír y llorar, soñar y despertar, asombrarnos y estremecernos.

No tuvimos tiempo de echar de menos a Norma, porque desde Argentina, vía Huesca, nos visitó Juan Marcial Moreno, un argentino especialista en literatura infantil y juvenil, que lleva treinta años narrando para niños, adolescentes y adultos. Es un todoterreno, un narrador puro con un repertorio de 120 obras de cuentos, leyendas, mitos, poesía, y en las que únicamente utiliza la voz, el ademán y el gesto. A Zuera trajo algunos de sus mejores cuentos. Epaminondas, el monstruo peludo, un niño que todo lo olvidaba y algunos otros. Con Juan Marcial fue con el que más reímos.

Y con tanto cuento, los lectores de Zuera nos hemos quedado encuentados y así vamos a seguir durante el verano. Dejando que las historias que nos han contado resuenen y nos acompañen a la playa, montaña o las aireemos de nuevo, volviéndolas a contar en las veladas nocturnas o en las "frescas" de cada casa.

Si alguien quiere leer (o estudiar) la biblioteca abre de 9 a 14 horas en julio y agosto.

CHUS JUSTE