Estos días en los que todos estamos pendientes de las noticias que nos llegan acerca del coronavirus y, en menor medida, de los habituales líos políticos patrios, se están sucediendo otras que pasan más desapercibidas pero que me han llamado la atención. Por ejemplo, la Iglesia se va a llevar “una pedrea” de cerca de 300 millones de euros de la recaudación del IRPF. No estaría de más que justificase qué va a hacer con ellos. O que un notario de Asturias le va a rascar más de seiscientos mil euros a tres compañías aseguradoras por la deslealtad consumada de dos de sus trabajadores que le sisaron setecientos mil en cuatro años. Como no se debía fiar ni de su sombra, suscribió una póliza previendo la jugada y ahora el Tribunal Supremo le ha dado la razón ya que pudo demostrar que esta estaba en vigor en el momento en que se produjo el desfalco. ¿Cuánto ganaría para tardar cuatro años en darse cuenta de que sus empleados le estaban engañando?

La noticia que tampoco me deja indiferente es la que tiene que ver con una marca de coches alemana, cuya factoría tiene su sede en Navarra y que anda muy preocupada por las ausencias de su personal. Las novedades que se producen en la “nuestra” las tenemos más presentes porque desde hace unas semanas ocupan los titulares de la prensa aragonesa y nos afectan más de cerca. Casi todos en esta ciudad tenemos amigos, conocidos o familiares trabajando en la factoría de Figueruelas y sabemos de qué estoy hablando. Así que me centraré en la otra, pero ya verán cómo en el fondo se trata de lo mismo: aumentar la productividad obviando los problemas de los empleados por el bien de la compañía.

La dirección de Wolkswagen considera "inaceptable” que el absentismo de la planta haya pasado del 4%, en 2011, al 7,8%, en 2019, y pretende negociar con el comité de empresa un paquete de medidas encaminadas a reducir lo más rápidamente posible este apartado. A todos los que trabajamos por cuenta ajena nos suena la canción. ¿A qué sí? Pero hay más. El repertorio está lleno de clásicos modernos. Su gerente de Relaciones Industriales insta a rebajar el dato ya que se “está poniendo en riesgo el futuro de la fábrica y se está reduciendo gravemente la competitividad de la misma”. El argumento que se escucha repetidamente en todas las empresas grandes, medianas o pequeñas del globo terráqueo. Da igual la actividad a la que se dedique. ¡Al que se lo hayan dicho alguna vez, que levante la mano!

Lo primero que habría que tener claro es qué se considera absentismo. Por definición: costumbre o práctica habitual de no acudir al lugar donde se ejerce una obligación. Ahora bien, el Estatuto de los Trabajadores establece una serie de permisos y situaciones en las que no se considera la ausencia al puesto de trabajo como absentismo, lo que pasa es que el tema de los derechos laborales choca de frente con las necesidades productivas de las empresas, para las cuales el no poder contar con un empleado, independientemente de la causa, computa en su estadística y le genera un coste adicional.

Lo que no se les puede negar a los dirigentes navarros es que han hecho un trabajo de investigación acerca de las causas que han motivado que la cifra se haya doblado. Han llegado a la conclusión que se debe básicamente a cuatro apartados, en lo que se van a centrar para revertir el dato: salud de los trabajadores, organización, motivación y conciliación social y laboral. El diagnóstico lo tienen, ahora habrá que ver cómo lo aplican ya que no ha trascendido gran cosa al respecto. Eso sí, han adelantado cuál va a ser el primer aspecto en el que se van a centrar: la salud de los operarios.

A priori, sería para felicitarles. Pero viendo por donde van a tirar…. casi que no. Más bien, todo lo contrario. La dirección ha decidido dejar el control de las contingencias comunes en manos de una mutua. Exigencia de Alemania, afirman. Y también, porque, como asegura se jefa de Recursos Humanos, “es para su mejor y más pronta recuperación”. ¡Acabáramos! De esto sabemos ya por estas tierras. Que se preparen sus asalariados para escuchar esa bonita frase de “esto es degenerativo, por la edad”. ¿A qué también les sueña?

Los otros tres apartados, si acaso, ya irán más adelante. La organización del trabajo no suele ser un aspecto en el que las empresas dejen mucho margen a la representación sindical, para eso están los directivos y no admiten injerencias. El tema de la conciliación suele poner los pelos de punta, y más en organizaciones con trabajos en cadena y con turnos rotatorios; y la motivación… palabras mayores.

Un empleado contento y satisfecho rinde infinitamente más y mejor pero las compañías tienden a menospreciar este asunto ya que dan por hecho que con el salario deberían estar más que agradecidos.

En el fondo de toda esta historia hay algo que es muy evidente a pesar de las milongas que cuentan en Navarra, en Figueruelas o en la Conchinchina. Se ha desatado la guerra por la producción del coche eléctrico a gran escala y la reducción de costes es fundamental. Hay que aumentar el número de unidades ensambladas por hora, tener las plantillas más jóvenes posibles (menos bajas y menos problemas de salud), doble escala salarial, disponibilidad horaria total, etcétera. Ya puestos, en los ratos libres, los empleados también podrían abanicar al jefe por turnos.